jueves, 6 de julio de 2017

Santo Tomás de Aquino

Nació en el castillo de Rocaseca, cerca de Aquino; era, pues napolitano. Su padre era el conde Landulfo de Aquino y su madre la condesa Teodora de Theate. Estudio en el monasterio de montecasino, uno de los más importantes y del más alto rango, y después en la universidad de Nápoles. Ingreso en la orden dominicana y marchó a colonia, a estudiar con San Alberto Magno. Desde 1252 a 1259 enseño en las universidades de París, Roma y Bolonia. De nuevo paso a enseñar en París, yendo después a la universidad de Nápoles. Muere en Fossanova, cuando marchaba para asistir al concilio de Lyón convocado por Gregorio X. 

Las obras de Santo Tomás son muy numerosas y suelen clasificarse en tres grupos: 

Comentarios a otros autores, eclesiástico o filósofos, en particular a numerosas obras de Aristóteles. De los comentarios a autores eclesiásticos, el de mayor importancia filosófica es el comentario al libro de las sentencias de Pedro Lombardo.


Obras Mayores, entre las que se destacan las sumas, obras de sistematización y síntesis: Suma contra los gentiles, y la Suma teológica, concebida esta como el libro de texto para sus alumnos. 

Obras Menores u Opúsculo, en las que aborda un sin fin de cuestiones. Destacan de ente essentia y de unitate intellectus averroísta. 

Una de las más grandes aportaciones de Tomás de Aquino es haber intentado la incorporación de la metafísica aristotélica a la Teología cristiana, y, según la opinión de muchos, el haber tenido éxito en este intento. A través de su filosofía el Escolasticismo se hace aristotélico. 

Según Santo Tomás, el esquema conceptual aristotélico expresa algo esencial: es expresión de la concepción racional, de la verdad filosófica. Para Tomás de Aquino no hay ni puede haber conflicto entre la verdad filosófica y la revelada. No puede haber conflicto porque la verdad revelada y la verdad filosófica tienen la misma raíz. Ambas parten de Dios, tampoco puede haber conflicto alguno entre la razón y la revelación.                         

Relación de Fe y Razón

El objetivo que la define es su intención de enseñanza: se trataba sobre todo de acercar al hombre a la verdad conocida por la revelación. Esta verdad funciona como norma reguladora del conocimiento. La escolástica no se propone la investigación o descubrimiento de la verdad, puesto que esta ya es conocida por la revelación, sino aproximarse lo más posible a su comprensión

Se reconoce, pues, dos tipos de conocimiento: el que proporciona la fe y el que se obtiene mediante el ejercicio de la razón y de los sentidos. 

Según esta teoría, la verdad es única y a ella llega el hombre mediante la revelación y el razonamiento conjuntamente. La fe es necesaria para la razón. La filosofía, a su vez, contribuye a hacer comprensible la verdad cristiana. El hombre puede conocer la verdad mediante la razón, pero necesita de la ayuda de la iluminación que Dios y la misma fe le ofrecen.                                
            
Las cincos pruebas o vías

Tomas llega a su única meta, Dios, en el cual todo se unifica y adquiere luz y coherencia. Para Santo Tomás, Dios es lo primero en el orden ontológico, pero no en el orden psicológico. El punto de partida de cada vía esta constituida a veces por elementos extraído de la cosmología aristotélica, que Tomás utiliza en toda confianza en su eficacia persuasiva, en un momento en que el aristotelismo era la filosofía hegemónica. Las vías son las siguientes: 

1) Vía del movimiento: La realidad del cambio o del movimiento (en sentido aristotélico) exige necesariamente la existencia de un primer motor inmóvil, porque no es posible fundarse en una serie infinita de iniciadores del movimiento.

2) Vía de las causas eficientes: Puesto que las causas eficientes forman una sucesión y nada es causa eficiente de sí mismo, hay que afirmar la existencia de una primera causa. 

3) Vía de la contingencia y del ser necesario: Como que es un hecho que hay seres que existen y que podrían no existir, esto es, que son contingentes, es forzoso que exista un ser necesario, ya que, de otra forma, lo posible no sería más que posible.

4) Vía de los grados de perfección: Puesto que todas las cosas existen según grados (de bondad, verdad, etc.), debe también existir el ser que posee toda perfección en grado sumo, respecto del cual las demás se comparan y del cual participan.

5) Vía teleológica: Existe un diseño o un fin en el mundo, por lo que ha de existir un ser inteligente que haya pretendido la finalidad que se observa en todo el universo.

Bibliografía

*Reale, G. Y Antiseri, D. (1991). Historia del pensamiento filosófico y científico. Barcelona: editorial Herder.
*Barrio, J. (1990). Historia de la Filosofía. Madrid: Editorial Vicens Vives.
*Caballero, M. De Echano, J. Martínez, E. Montarelo, P. y Navlet, I. (1997). Noesis Historia de la Filosofía. Barcelona: Editorial Vicens Vives.  

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