A finales del siglo XX el poder reinante era de naturaleza económica y estaba centrada en la ciudad de Londres, Inglaterra. Los principales agentes que estaban en contra de ese poder económico, eran las fuerzas de cambio y los movimientos políticos e ideológicos. No obstante, existían movimientos que desafiaban la dominación capitalistas desde un enfoque intelectual y cultural. Ahora bien, la situación se ha invertido, por la razón de que esas protestas y movimiento revolucionarios, por lo general, se comenzaron a desarrollar a comienzo del siglo XX. En casi todas partes, el poder del dinero ha sido reemplazado por el poder del estado.
El autor define estos estados como voluntaristas o de movilización, estos adoptaron una amplia variedad de formas, desde lo mejor hasta lo peor. En la actualidad, concretamente desde los años 60 ó 70, nos encontramos en una fase caracterizada principalmente por el declive de estos voluntarista y movilizadores. Las fuerzas de transformación, considerando estos declives, son hoy esencialmente de carácter económico. Los regimenes sociodemocrática que aun se mantiene en el poder han tenido éxito porque han adoptado las políticas liberales.
Touraine resume la situación actual en lo siguiente: fundamentalmente, es que este auge del liberalismo que ha logrado acabar con el estado de movilización, no prefigura la construcción de un modelo alternativo de sociedad. Se trata más bien de una fase de barrido y eliminación. No es un modelo de sociedad.
Ahora se trata de cómo reconstruir el control social sobre la actividad económica. Esto quiere decir que nos encontramos bajo una especie de proletarización a nivel global. Mejor dicho, a la destrucción de los controles políticos, ideológicos y legales, con el resultado de que en el mundo se esta dividiendo en dos.
El autor identifica tres aspectos principales, o tres grandes reflexiones que son las siguientes: el primero es que, la dimensión mundial del fenómeno ha originado la rápida destrucción de los sistemas de control de la actividad económica (los sistemas políticos, sociales, legales y culturales), es decir, están desapareciendo instituciones de todo tipo. La segunda es que, debido a estas desapariciones de los sistemas de control, vemos como triunfa, en su sus formas mas diversas y contradictorias, lo que no podemos definir sino como individualismo. El tercero es que, las fisuras y fracturas que acabo de mencionar aparecen y se extienden en un mundo sin instituciones, un mundo cuya perspectiva es a la vez global e individual.
¿Qué tienen en común estas tres reflexiones? Lo primero es que tienen que ver con cambios culturales, no con cambios sociales. En el contexto del siglo XIX estaba definido por el trabajo, la producción, las clases sociales, etc. En la actualidad los problemas tienen que ver con los fines de la actividad colectiva y no con los medios y que, por lo tanto, generan problemas relacionados con la cultura y la personalidad.
Refiriéndome a las reflexiones anteriores:
1) Este es de debilitamiento del control social. Hemos llegado al final del camino en cuyo comienzo las sociedades se organizan como mecanismo de reproducción social o control social. Se produce una anomia entendido como una descomposición de los sistemas normativo y un sentimiento de perdida de raíces en los individuos que ya no se someten internamente a esas normas.
2) Esta trata, más bien, del individualismo. En término culturales, el mundo vio la luz cuando descubrimos que el individuo y la sociedad no se correspondían. En otro punto ninguno de nosotros definiría actualmente la democracia como el gobierno ciudadanos. Todos definiríamos la democracia, de una u otra manera, como el respeto del estado por los derechos humanos. En otras palabras, queremos, por encima de todo, vivir en un régimen en el que nadie pueda alcanzar el poder o permanecer en el poder contra la voluntad de la mayoría.
3) Esta trata sobre el triunfo de este tipo de individualización que es el rasgo distintivo verdaderamente cultural de nuestro tiempo y una nueva manzana de la discordia en el seno de la comunidad… Todos intentamos individual colectivamente, hacer de nuestra vidas una narrativa, es decir, darle un sentido.
Todo esto, ya explicado, nos coloca en un mundo al borde de la guerra civil mundial. Ya no es una guerra entre dos grades, sino una guerra civil. Por la razón de que el sistema se encuentra dividido y se esta volviendo contra si mismo.
Definición de la Democracia
La democracia no es el poder para el pueblo. No es una cuestión de sentar a otra persona en el trono, sino eliminar el trono, de abolirlo, y abolir el centro, y ampliar todo lo posible la gestión de la diversidad. Nuestra imagen de la democracia en una imagen antijocobina. Es el reconocimiento el otro y el reconociendo de la diferencia en la comunidad, tanto en lo que concierne a las leyes como a las orientaciones culturales.
El autor dice que hay que hacer una reoposición del mundo. Construir las cosas nuevas con otras viejas, y que la modernidad no consiste en borrar el pasado, sino en incorporarlo todo lo posible del pasado en todo lo posible del futuro.
Se trata de recuperar el sentido de la paz y el sentido de la unidad de un mundo que no debe de estar dividido. El autor afirma que estamos viviendo una división mucho más profunda y fundamental del mundo que la que vivió Europa en el siglo XIX. Por lo tanto, antes que nada deberíamos intentar reconstruir aquello que se ha separado y trabajar por la reconciliación.
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