Los Padres Apostólicos: Se llaman Padres Apostólicos a los escritores sagrados del siglo I o principios del II cuyas enseñanzas pueden considerarse como eco bastante directo de la predicación de los Apóstoles, bien porque los conocieron personalmente, o bien porque recibieron las instrucciones de sus discípulos inmediatos. El término Padre de la Iglesia aparece por primera vez en Anastasio Sinaita (s. VII-VIII).
Contenido general de la doctrina de los Padres Apostólicos.
En primer lugar, los Padres Apostólicos son conscientes de ser los representantes de la transición de la época apostólica hacia una época posterior. Por ello se sienten plenamente ligados con sus predecesores y se esfuerzan por seguir su camino. Esto lo demuestran con sus escritos llenos de sencillez y ajeno a toda retórica. Sus escritos tienen el tono y el contenido de verdaderas cartas dirigidas a diversas comunidades con el objeto de mantener y extender el evangelio. Son escritos, en general, intraeclesiásticos. Es decir, hacia dentro de la Iglesia.
La escatología es el tema menos claro en los Padres Apostólicos. Estos escritos van viendo cada vez con mayor claridad la misión de la Iglesia en el mundo.
No existiendo el canon neotestamentarios comprensible que los Padres Apostólicos acudan al A.T. para tratar de explicar su vida y encontrar allí nuevos impulsos y orientaciones. Pero para ellos el A.T. no era algo cerrado, sino visto a la luz de Cristo y, por ello, siempre abierto a nuevas posibilidades.
Para ellos sufrir la persecución era precisamente el gran criterio de seguimiento de Cristo.
Autores y fragmentos
Clemente de Roma: Personaje de gran influencia en la iglesia primitiva (dio lugar a la primera novela cristiana Recognitiones, en la que se narra la azarosa existencia de la familia de Clemente) fue obispo de Roma. Escribe la Carta a los Corintios hacia el año 96 dirigida a la comunidad de Corinto. Este escrito testimonia el Canon de los libros inspirados y da precisas instrucciones sobre la liturgia y la jerarquía eclesiástica. Representa el más antiguo testimonio de la comunidad de Roma y alude a la muerte de los Apóstoles Pedro y Pablo y los protomártires romanos durante la persecución de Nerón.
Ignacio de Antioquía: Obispo de Antioquía. Escribió siete cartas ( a los Efesios, a los Magnesios, a los Tralianos, a los Romanos, a los Filadelfos, a los Esmirniotas, a Policarpo), documentos vivos de su doctrina y solicitud pastoral, vibra su alma heroica de apasionado imitador de Cristo hasta el martirio. Es testigo de una Iglesia centrada en la Eucaristía que, en torno al obispo y a su presbiterio, forma una sinfonía de perfecta unidad y concordia.
Policarpo de Esmirna: (+155) Discípulo de Juan Evangelista, fue obispo de la ciudad de Esmirna. Trató con el Papa Aniceto la cuestión de la fecha de la Pascua. Murió martirizado. Su martirio fue narrado en el Martyrium Polycarpi, una de las más vivas e influyentes actas de los mártires.
Papías de Hierápolis: llamado por Ireneo el oyente de Juan y el compañero de Policarpo. Se conservan algunos fragmentos de su escrito explicaciones de las sentencias del Señor.
Entre los escritos de los Padres Apostólicos también se suele incluir La Carta de Bernabé y El Pastor de Hermas.
La llamada “Epístola de Bernabé” es, en realidad, un tratado teológico. Fue muy apreciada en la antigüedad, sobre todo en Alejandría. Es una obra falsamente atribuida a Bernabé, el compañero de Pablo. Transmite una enseñanza tradicional y está atento a la inminente venida del Señor.
El Pastor de Hermas es una obra que pertenece al género literario de las apocalipsis. En la obra más que presentar un futuro escatológico se trata de una exhortación a la penitencia.
Ministerios eclesiales. Sucesión Apostólica. Autoridad en la Iglesia
El estudio de la historia de los textos y de las tradiciones nos orienta hacia una pluralidad y movilidad misionera de los ministerios en la Iglesia naciente. Las comunidades se organizan de formas diversas.Nuevo testamento: sentido de pluralidad y de creatividad
En el N.T. encontramos ministerios tales como: los apóstoles, los Doce, profetas, doctores, el grupo de los siete, el grupo de los llamados columnas. En todos estos servicios se reconoce la presencia y la fuerza del Espíritu Santo.
Al llegar a la tercera generación, período postapostólico, que comenzaría a fines del siglo I, nos encontramos ya con escritos cristianos que llevan el nombre del autor y entramos en una época en la cual se advierte un mayor interés por la constitución y organización de la Iglesia.
Desde hace tiempo se viene distinguiendo en el cristianismo primitivo una doble constitución o un doble ordenamiento de las comunidades cristianas. A) Constitución presbiteral como que enlazará más directamente con la tradición y ambiente judío, por lo que dicha estructura se encontraría en las comunidades residentes en territorio judío. B) Constitución episcopal más propia de ambientes y administración paganos, constitución que sería de las comunidades paulinas. No obstante ambas constituciones presentarían una estructura colegial.
Clemente Romano y la interpretación hecha clásica
Es Clemente Romano quien, en su carta a los Corintios, presenta una organización de la iglesia que vendría a tenerse como la respuesta clásica a la pregunta acerca del funcionamiento de los ministerios en los primeros tiempos de la iglesia, fuera del N.T. Dice en su carta: Los apóstoles nos predicaron el evangelio por parte del Señor Jesucristo; Jesucristo fue enviado de Dios. Así, pues, habiendo los apóstoles recibido los mandatos y plenamente asegurados por la resurrección del Señor Jesucristo y confirmados en la fe por la palabra de Dios, Salieron, llenos de certidumbre que les infundió el Espíritu Santo, a dar la alegre noticia de que el reino de Dios estaba por llegar. Y así… iban estableciendo a los que era primicia de ellos, después de probarlos por el Espíritu, por inspectores y ministros (apíkopos y diákonos).
También afirma que por inspiración del Señor conocieron que habría dificultades sobre este nombre y dignidad del episcopado. Por esta causa establecieron a los susodichos y juntamente impusieron para adelante la norma de que, en muriendo éstos, otros que fueran varones aprobados les sucedieran en el ministerio.
La situación en la Didajé
La Didajé presenta la constitución de la Iglesia en diversas áreas geográficas a fines del siglo I. Muestra una jerarquía itinerante compuesta, sobre todo, por apóstoles, profetas y maestros, y una jerarquía sedentaria o estable-residencial compuesta por epískopos y diákonos.
En los escritos de Ignacio de Antioquía
En la eclesiología de Ignacio de Antioquía una de las notas más características y de mayor insistencia es la referente al episcopado monárquico. El apískopo tenía la dirección y la responsabilidad de la Iglesia local junto a los presbíteros y los diáconos. El epískopo era como el centro de la Iglesia, el símbolo de la unidad misma, el que presidía la Eucaristía.
Para Ignacio la jerarquía en la Iglesia es una especie de imitación del orden celestial. Interpretación que ejerció un enorme influjo en la posterioridad. Para Ignacio, resistir al obispo es resistir al mismo Dios. Hay que mirar al obispo como al mismo Dios. Quien es obediente al obispo, es obediente al Padre de Jesucristo, que es el obispo o inspector de todos. Engañar al obispo es engañar al obispo invisible. El obispo ocupa el lugar de Dios y los ancianos (presbíteros) representan el colegio de los Apóstoles.
Sucesión apostólica y primado
Por lo que respecta a la sucesión apostólica y/o sucesión ministerial, no tenemos textos claros en los escritos más tempranos de los Padres de la Iglesia.
La Iglesia ha confesado desde los inicios que toda ella es apostólica en tanto que se mantiene fiel a la gracia y a los dones del Espíritu Santo y en tanto se mantiene la fidelidad a los apóstoles. Es esta apostolicidad de la Iglesia entera la que constituye la base y el sentido de la apostolicidad de una iglesia local, de un obispo particular como del ministerio episcopal. La sucesión apostólica no es sólo sucesión en la fe de la Iglesia, sino sucesión en un ministerio eclesial que se remonta a los apóstoles. La historia nos muestra esta institución a través de la imposición de las manos.
Los Padres Apologetas
Los Padres Apologetas con los que a través de sus escritos dialogan con la cultura y defienden la fe de las herejías. Con el diálogo con las culturas van a clarificar los propios contenidos religiosos del cristianismo.
Los Padres Apologetas griegos se dedicaron a refutar las calumnias y la acusación de que la Iglesia suponía un peligro para el Estado, así como también dar respuestas a los insultos, las mentiras, la superstición y el fanatismo de los enemigos del cristianismo. En los temas de sus escritos defendieron los dogmas de la unidad de Dios, el monoteísmo, la divinidad de Cristo y la resurrección del cuerpo.
Estos Padres pusieron los cimientos de la ciencia de Dios, son los primeros teólogos de la Iglesia.
Autores y fragmentos
Entre los Padres Apologetas sobresalen:
✓ Arístides de Atenas: Filósofo nacido en Atenas que escribió en la época del emperador Adriano (117-138) ; se conserva Apología y el fragmento de una carta.
✓ Justino: (100-165), filósofo y teólogo que quiso reconciliar la doctrina cristiana con la cultura pagana. Se le atribuye, con certeza, la autoría de dos Apologías, donde realizó una erudita defensa de los cristianos frente a los cargos de ateísmo y sedición contra el Estado romano, y del Diálogo con Trifón, que recoge una discusión real mantenida en Éfeso.
✓ Taciano el asirio: Originario de Asiria, se unió en Roma a Justino, después se separó de él, volvió a Oriente y fundó una secta gnóstica. Se conserva Diatessaron, una antología de textos evangélicos, compuesta en griego hacia el año 170.
✓ Atenágoras: Filósofo ateniense. Entre 176 y 180 dirigió a los emperadores Marco Aurelio y Cómodo una súplica para los cristianos. Se conservan dos obras: Súplica para los cristianos y Sobre la resurrección de los muertos.
✓ Ireneo de Lyon: (140-202) Se opuso con energía a gnosticismo. Hacia el año 180 escribió una obra muy importante contra los gnósticos Denuncia y refutación de la pseudognosis (obra más conocida y citadas con el nombre Contra las herejías), también se conserva una Exposición de la predicación apostólica.
Cultura y cristianismo antiguo
La característica fundamental del cristianismo de los primeros tiempos era su fuerte sentido apocalíptico, de la inminencia del fin del mundo y la consideración de este mundo como lugar transitorio, de paso. La alternativa que se presenta a los cristianos era elegir entre la cultura griega (este mundo) o la escatología cristiana. El cristianismo está llamado a ser expuesto, formulado, predicado, a llevar su mensaje a todos los hombres de todos los tiempos en los distintos contextos culturales en los que se encuentre.
Hoy se reconoce que el cristianismo tiene una cultura, un modo de ser propio, aunque más que cultura propia cabría hablar de un empuje, de una fuerza de los cristianos en la cultura.
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