Pienso que el Dios del cristianismo es el de la fe y no el de los filósofos, ya que, el primero es vivo y de gracia, mientras el segundo es más de teorías, y por lo tanto, este no llena. A pesar que la filosofía busca racionalizar a Dios, esta no se muestra como la mejor vía para conocerlo para tener una cierta experiencia inexplicable e inolvidable, como le ocurrió a Blaise Pascal. El Dios del cristianismo, de alguna manera, tiene que mostrarse como un Dios de vivencia y no de pura teoría como pasa con el de los filósofos, se tiene que mostrar como un Dios vivo y personal y no vacio y rígido.
Tal vez el problema de todo esto sea el hecho de racionalizar demasiado a Dios que uno se desvié de lo que realmente es el objetivo de éste, que es el encontrarnos con Él. Todo esto quizás por el problema de no poder expresar a ese Dios, es decir, definirlo como algo o como alguien, por eso todo el problema del ateísmo.
La verdad es que en realidad la misma razón nos tiene que ayudar a comprender más a Dios, es decir, como la fe y la razón las cuales van de las manos según Santo Tomas de Aquino y si una supera a la otra entonces no habrá un equilibrio, o seremos demasiados ignorantes o demasiado sabios que no lo podamos reconocer, de alguna manera. Así pues, llega un momento en el que por más racionales que somos necesitamos de esa gracia y de ese fuego amoroso que quema, el cual nunca queremos olvidar y queremos que vuelva a pasar.
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