jueves, 13 de julio de 2017

De la Seguridad a la Búsqueda

Las últimas décadas han sido un tiempo de cambios profundos en casi todos los ámbitos por lo que esto ha llevado a que la teología tuviera que repensar, de alguna manera, su modo de realizar y estudiar el pensamiento teológico, puesto que la teología imperante del momento tenia vacíos muy notorios. Esta teología era denominadacomola “Neoescolastica, la cual, estaba cimentada sobre un pensamiento tradicional bien definido con argumentos racionales, lógicos y que entraba en confrontación con el pensamiento moderno. Por lo que a Continuación, trataré de presentar brevemente un acercamiento a las ideas más sobresalientes de este primer capítulo, un tanto biográficas, titulada: De la seguridad a la búsqueda. Para así dar una imagen de la crítica que aquí se realiza.

La neoescolástica sufría algunas enfermedades contraídas y arrastradas por la teología decadente a partir del siglo XIV y también su confrontación con el mundo moderno marcada por la contrarreforma y la contramodernidadPero, hay que decir que esta forma o estilo de realizar teología tenía algunos vacíos y concecuencia considerables que hacían de ella un pensamiento totalmente “barroca”, es decir, adornada o en otras palabras fuera de lugar. 
 Este tipo de pensamiento teológico de la neoescolásticaera muy conceptualista, lógica y deductiva, es decir, era muy racionalista, por lo que había perdido el horizonte primero que Santo Tomas tenia bien claro: “el contenido de la teología es el mismo que la revelación, Dios como principio y fin de todo”Por lo que, la neoescolástica olvidó la trascendencia del misterio y el estupor religioso ante el contenido de la fe. Esto fue heredado por la teología escolástica decadente. 

Aquella teología fundamentalmente racionalizada dejaba en la sombra la trascendencia del misterio y las fuentes de la revelación. Esto tuvo como consecuencia que todo tenga una sola misma línea estática dejando fuera toda la vida práctica. Todo esto ha llevado también a que los teólogos se vean arrastrados a desconfiar del sentimiento religioso, lo cual, ha dado como resultado un cerrarse sobre si misma y no abrirse al dialogo, incluso hasta con las otras grandes religiones y con otras culturas. 

La teología tiene el mismo objeto de la fe, trata de conocer mejor lo ya creído: Dios manifestándose y entregándose como Salvador o plenitud de vida para nosotros. A esto es lo que se le llama Intellectus fidei”. Si la teología vuelve a tener por objeto la inteligencia de la fe, y el contenido último de la fe es “Dios nuestro Salvador”, se puede recuperar el camino de la unidad de la teología. 

Finalmente, el Concilio Vaticano II y otros grupos como la teología carismática, reaccionaron en contra del intelectualismo de la teología neoescolastica y se pasaba de la intolerancia e imposición, al dialogo y al respeto del otro. El Concilio Vaticano II que de alguna manera prefirió el camino del dialogo y de la escucha aplicando una penetración doctrinal y una formación de conciencia que esté en correspondencia más perfectamente con la fidelidad a la autentica doctrina. 

Bibliografía:
ESPEJA Jesús, Para comprender mejor la fe: una introducción a la teologíaEditorial San Esteban, Salamanca, 1997.  

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