A continuación, realizaré una breve reflexión crítica sobre cómo ha influenciado la fe cristiana ante los cambios sociales que se han producido en la República Dominicana, especialmente, de cuál ha sido el papel de nuestra iglesia ante toda esta situación.
La República Dominicana es un país en vía de desarrollo de ingreso medio, dependiendo de la agricultura, comercio, servicio y en especial del turismo. Aunque el sector servicio ha sobrepasado a la agricultura como el principal proveedor de empleos, debido, sobre todo, al auge y crecimiento del turismo y zonas francas. También, cabe decir, que en los últimos años ha habido un fuerte crecimiento tecnológico que, de alguna manera, ha sido beneficioso para la nación. Esto último ha sido fruto del influjo de la globalización y de la idea moderna del “progreso”.
Pero, en todo esto: ¿Dónde cabe Dios? o ¿Dónde podemos colocarlo? La República Dominica se caracteriza por ser un pueblomuy creyente en donde su gran mayoría es de preferencia católica y la otra parte, que es minoritaria, son protestantes por lo que podemos afirmar que nuestro país es un pueblo de una fe muy viva y en el que la religión tiene una influencia dominante.
Realmente preguntarnos por Dios es preguntarnos por el prójimo, es decir, por hermano que tenemos al lado o en todo caso por el pobre. Todos estos cambios sociales que se han producidos en estos últimos años, en gran parte, no han beneficiado de alguna manera a los más necesitados, puesto que, se ha visto o se ve que los que se favorecen son solo los que están ejerciendo el Poder Ejecutivo dejando de lado a los que no son de su entidad política. Provocando, así, como resultado que el pobre se haga más pobre y el rico se haga más rico del trabajo de hombres y mujeres que luchan cada día para poder sustentar a su familia ante una economía no muy estable.
Ante esta situación solo queda preguntarse ¿Qué ha hecho la iglesia o su jerarquía frente a esta realidad? Sin duda alguna, la iglesia dominicana tiene ciertos organismos y grupos que trabajan en favor de los más desposeídos. Pero no es un misterio para nadieque la iglesia dominicana está muy enraizada al Estado, por lo que, tal unión tiene su lado un tanto negativa, ya que, no permite a la iglesia dominicana ejercer ciertas libertades de opinión crítica ante tales situaciones quedándose, así, en un silencio mediocre para no dañar ni maltratar su relación de unión con el Estado.
Tenemos que recordar que la iglesia dominicana como Madre y Maestra debe practicar y dar a conocer más las palabras de nuestro Señor Jesucristo: “No he venido a ser servido, sino a servir” (Mt 20, 28). En este sentido nuestra iglesia tiene el deber de servir en todo momento, y este servir conlleva a entregarse a los más necesitados y buscar los medios alternativos para promover la dignidad humana de cada dominicano y dominicana que, de alguna manera, está siendo oprimido. En estos tiempos no ha habido una voz que grita en el desierto de nuestra sociedad dominicana. Todavía no se ha dado el salto a la fe, de arriesgarnos a vivir la experiencia verdadera de Dios, pero en el hermano pobre que nos necesita. Es hora de hacer de la teoría una praxis; de proponer cambios que beneficien a todos y a todas, y no a un sector, por lo que la iglesia debe ser luz y guía para hacer cumplir todo esto.
A modo de conclusión, solo resta decir que, a pesar de toda esta situación el pobre dominicano tiene su mirada puesta en un Dios salvador que les fortalece y les da ánimo para poder continuar en su lucha del diario vivir y de su trabajo que es su pan de cada día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario