En el Oriente antiguo, las profesiones eran
generalmente hereditarias y las técnicas se transmitían de padre a hijo. Esto
se verificaba principalmente en Egipto, donde, en una época determinada, no se
podía ejercer otro oficio sino aquel en que se había nacido.
Esta continuidad era especialmente indicada en el
sacerdocio: así se aseguraba el buen estado de los santuarios, la transmisión
de técnicas que requerían una iniciación, la estabilidad del ritual. Entre los
egipcios consta la sucesión hereditaria del sacerdocio por lo menos a partir de
la dinastía XIX: la justificación de la ascendencia sacerdotal garantizaba el
acceso a las funciones sagradas. Entre los árabes antes del Islam, cada
santuario era propiedad de una familia que se perpetuaba en él.
La tribu sacerdotal de Leví
Así es como la Biblia, en su última redacción,
presenta el sacerdocio israelita. Los descendientes de Leví, hijo de Jacob,
fueron puestos apartes para ejercer las funciones sagradas, por una iniciativa
positiva de Dios. Fueron tomados por Dios, o donados a Dios, en lugar de los
primogénitos de Israel, están a servicio de Aarón, pero según Ex 32,25-29,
fueron establecidos contra Aarón que había estimulado la idolatría del pueblo.
Consiguientemente tienen un puesto especial en el pueblo:
no se incluyen en el censo juntamente con las otras tribus. No tienen
participación en Israel y no reciben territorio en la repartición de Canaán,
porque Yahveh es su herencia, pero se les asigna ingresos, pero se les asignan
ingresos, los diezmos y bienes raíces en las diferentes tribus. Así, los
miembros del sacerdocio son llamados corrientemente los hijos de Leví o los
Levitas.
En el interior de esta tribu una rama recibe la
promesa del sacerdocio perpetuo, que le subordina los otros levitas, confinados
en las funciones inferiores del culto. Es la familia de Aarón, hermano de
Moisés. El sacerdocio pasa, pues, a los hijos de Aarón, Eleazar e Itamar.
La evolución histórica
Se ha señalado la incertidumbre acerca de la fecha y
el motivo de la elección de los levitas para el sacerdocio. La genealogía del
Exodo no es homogénea y la de numero opone dos reparticiones diferentes de los
clanes levíticos. Ambos resaltan una falta de unidad.
Cabe destacar que en la época de los jueces y al
principio de la monarquía, no todos los sacerdotes eran levitas. El efraimita
Miká instala a su propio hijo. También Samuel es efraimita de origen, y sin
embargo está adscrito al santuario de Siló y lleva el mandil de los sacerdotes.
Solo en una época tardía Samuel y sus antepasados fueron incorporados a una
genealogía levítica.
Los libros de los reyes no mencionan ni una sola vez
a los levitas; para oírlos hablar de ellos bajo la monarquía, hay que abrir el
Deuteronomio. Es opinión común que este libro establece la equivalencia entre
sacerdotes y levitas, atribuyendo a los unos y a los otros las mismas
funciones. La tribu de Leví en conjunto fue puesta aparte de llevar el arca,
para servil a Dios y bendecir al pueblo, sus miembros son llamados los
sacerdotes, los levitas. Pero sin embargo dentro del mismo Deuteronomio se
puede reconocer cierta distinción.
Las ciudades levíticas
Mientras el Deuteronomio representa a los levitas
dispersos en todo el territorio y viviendo como extranjeros residentes que se
recomiendan al cuidado de los propietarios del suelo, mientras el plan de
Ezequiel los confina en un territorio cercano a Jerusalén, el libro de Josué,
les atribuye 48 ciudades, con sus inmediatos arrabales, igualmente repartidos
por las tribus, salvo excepciones.
Tribus sacerdotales y tribu profana de Leví
Según la Biblia, esta tribu sacerdotal tiene por
origen a Leví, unos de los doce hijos de Jacob. Leví es quien personifica a sus
descendientes, recibe en patrimonio las funciones sacerdotales. Pero en otros
textos le presentan con una perspectiva muy diferente. En las bendiciones de
Jacob, Leví y Simeón son condenados juntamente por su violencia: habían matado
a personas, mutilado toros, por lo cual serían dispersados en Israel. Leví
forma parte del antiguo sistema de las doce tribus.
Origen del levitismo
En hebreo Levi y levita se expresan con un mismo
vocablo: lewy. Aun en los casos en que se trata de la tribu de Leví, esta
palabra se emplea con artículo, como un nombre común, hallewy. Para designar a
los levitas, numerorosísimos textos emplean el plural Iewyyim, como se haría
tratándose de un nombre de función.
Por otra parte, no es tan evidente como suele decirse
que levita en hebreo sea, en primer lugar, un nombre de función. Levita, por su
forma y su empleo, ante todo un nombre patronímico: un descendiente de Leví.
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