1. Después de los debates en torno a la Trinidad la reflexión teológica se fue orientando al misterio de la encarnación. Para poder explicar la impecabilidad del Redentor y la unidad en Cristo, Apolinar de Laodicea creyó que había que acentuar lo menos posible la humanidad de Jesús; de este modo llegó a negar la plenitud de la naturalezahumana en Cristo.
En las controversias cristológicas no se trata de determinar si en Cristo hay dos naturalezas, sino saber cómo están unidas; más concretamente, cómo hay que entender la unión de la segunda persona divina, el Logos, con el hombre psico-físico Jesús de Nazaret. El peligro consiste en acentuar bien el elemento divino, bien el elemento humano.
Durante el siglo IV y hasta comienzos del siglo V, la reflexión sobre el misterio de la encarnación se había desarrollado en dos líneas principales:
1. La tradición alejandrina, que partía del lenguaje de la cristología del Evangelio de San Juan y que veía el misterio de Dios hecho hombre dentro de las relaciones entre el Logos (Verbo) y la sarx(carne).
2. La tradición antioquena, que centra su concepción de la encarnación en el modelo Logos-anthropos (Verbo-hombre).
La cristología alejandrina se inclinaba a ver el Logos como sujeto humano de la sarx, llegando a poner en duda o a oscurecer la existencia de un alma en Cristo. La antioquena, más preocupada por la consistencia y autonomía humana de Jesús, daba la impresión de concebir la inhabitación del Logos en el anthropos como una relación moral más que ontología. Si la cristología alejandrina tenía la ventaja de sostener con energía la unión de Dios y hombre en Cristo, se exponía el peligro de afirmar una fusión de la doble naturaleza, mientras que la antioquena subrayando la clara distinción entre Dios y hombre, no evitaba el peligro de separación y se prestaba a la acusación de profesar dos cristos.
El nestorianismo
Nestorio (381-451) de formación antioquena, monje y después sacerdote de Antioquía. Desaprobó públicamente la costumbre ya arraigada en el pueblo de llamar a María Madre de Dios. Theotókos, prefería para ella el título de Cristotokos.
En el 430 Cirilo escribe una carta a Nestorio, de gran importanciadogmática, en la que recuerda como los Padres habían llamado sin reparo a María Theotókos porque de ella había nacido el cuerpo con el que se había unido al Logos según la hipóstasis y que por razón de esta unión se puede decir que el Logos había también sufrido y resucitado. Afirmaba Cirilo, se puede atribuir al Logos también las propiedades de la humanidad, en conformidad con el uso de la communicatioidiomatum, es decir el intercambio mutuo de los predicados de la divinidad y de la humanidad de Cristo, sin que ello signifique la supresión de las especificidades de cada naturaleza.
Roma tomó la decisión de condenar a nestorio en un sínodo celebrado a comienzos de 430.
Cirilo hace un sínodo en Alejandría condenando a Nestorio y le envía una carta con doce anatematis.
El nestorianismo
La doctrina apoyada en Éfeso afirma que Cristo es un solo sujeto que resulta de una verdadera unión entre el Verbo de dios y la naturaleza humana; por tanto, todo lo que realiza la naturaleza humana debe atribuirse al único sujeto, que es el Verbo de Dios encarnado, y de ahí que María pueda llamarse con propiedad Madre de Dios.
El monofisismo. Entre Éfeso y Calcedonia
El abad del monasterio de Constantinopla llamado Eutiques, radicalizó la fórmula de Cirilo. A su juicio, Cristo siendo a partir de dos naturalezas, no es en dos naturalezas; es decir, aunque el Logos ha asumido una naturaleza humana, no conserva las dos naturalezas en su integridad, sino que más bien la humanidad es absorbida por la divinidad; Dios absorbe al hombre Jesús.
Eutique, defensor del monofisismo, doctrina según la cual Cristo tiene una única naturaleza divina y no posee una naturaleza humana.
El Papa León Magno (440-461) escribió una carta doctrinal a Flaviano, que enfatizaba la plena integridad permanente de las dos naturalezas en Cristo; es el Tomus ad Flavianos o también llamado Tomo Leonis.El escrito tiene una orientación soteriológica y expone que nuestra salvación depende de la pertenencia completa de Cristo a Dios y a nosotros, sólo de esta manera podía asumir nuestra finitud y nuestra muerte y, al mismo tiempo, regalar en esta carne la liberación para la vida infinita de Dios.
El concilio de Calcedonia (451)
Comenzó rehabilitando a Flaviano, se procesó y depuso a Dioscuro, se condenó a Nestorio ya Eutiques y se propuso una nueva fórmula de fe después de haber dado lectura y aprobado por unanimidad el Tomus ad Flavianos. En la primera parte se habla de la plena humanidad y divinidad de Cristo, sigue la confesión: uno y el mismo Cristo en dos naturalezas.
Teología Patrística antropológica
El hombre es concebido en la literatura de los padres de la Iglesia como personas que llevan la imagen de Dios en ellos mismos. La antropología de la Iglesia antigua concentró su atención en los humanos como seres compuestos, cuerpo y alma, al mimo tiempo formando una unidad cargada por Dios con un propósito en el mundo que está ligado a su ser, el hombre es imagen de Dios.
Principales desarrollos antropológicos
Los antropologistas y San Justino intentan superar la concepción griega del hombre como pura racionalidad, poniendo el acento en la presencia del hombre del espíritu divino que lo hace semejante a Dios y que se opone al espíritu material.
Los antioquenos y San Ireneo llevan a cabo una reflexión antropológica en clave soteriológica del hombre entero, constituido por cuerpo-alma-espíritu. Para éstos, la carne es imagen de Dios en el horizonte de la carne del verbo encarnado. Para explicarlo, introducen la distinción entre imagen y semejanza. La imagen es la creaturalidad del hombre en el tiempo de la historia, la semejanza su devenir en virtud del espíritu.
Los alejandrinos se enmarcan dentro del neoplatonismo. Afirman el parentesco del alma con Dios y la capacidad del nous humano, imagen de Dios, de referirse a Dios hasta hacerse semejante a Él. La homoiosis. Los alejandrinos ponen en el nous, la facultad superior del alma, la sede de la imagen divina y lo específico del hombre.
Orígenes desarrolla la doble creación del hombre: el hombre verdadero que hay que reconquistar y el hombre caído, un nous sometido a la túnica de la piel.
Atanasio va a desarrollar la recuperación del hombre a través del verbo. El papel del Verbo encarnado consiste en devolver al hombre la posibilidad de renovar las relaciones con él y, por tanto, con su propia imagen. Los Padres Capadocios se moverán en esta línea.
San Agustín
Fue el más importante de los pensadores en el occidente antiguo. Obispo de Hipona. La antropología es un tema central en él. Dios creó al hombre para salvarlo, la salvación se alcanza con el apoyo decisivo de la gracia divina. San Agustín se enfrentó a los pelagianos.
El Pelagianismo
Debe su nombre a Pelagio, monje de origen inglés, predicaba que el pecado original no existe, que sólo existen los pecados personales; que la gracia no es necesaria para la salvación, porque el hombre puede salvarse por sus propias fuerzas, que la redención de Cristo consiste en el buen ejemplo que dio a su humanidad.
Fue condenado en el 410 en un sínodo en Cartago. Se conoce con el nombre de semipelagianismo la forma mitigada de la herejía pelagiana que defendieron los monjes de Masella dirigidos por Juan Casiano. Afirmaban estos monjes que el hombre puede alcanzar por sus propias fuerzas el conocimiento de la fe, y con esto ya merece la gracia necesaria para realizar buenas obras; una vez alcanzada la justificación, ya no necesita la gracia para perseverar en el bien. En el concilio de Orange (529) se condenó en 25 cánones el pelagianismo y el semipelagianismo.
Las dos ciudades
Uno de los escritos que gozó mayor influencia fue la ciudad de Dios. Se presenta como una apología frente a las objeciones cristianas y paganas, valiéndose de las ideas de providencia, libre albedrío, eternidad y de la voluntad inescrutable de Dios, y así explica el sentido del mal y el dolor en el curso de la historia humana.
Hay dos ciudades, una la de Dios y otra la del diablo. La ciudad de Dios es poder spiritual, mediante la ley eterna, el divino legislador establece misteriosamente el número de los elegidos a quienes pertenece la ciudad de Dios. La comunidad de los elegidos es la auténtica ciudad de Dios. Hasta el juicio, estas dos ciudades están entrelazadas.
La importancia teológica de San Agustín se basa en: 1) fue el predicador del pecado y de la gracia y 2) el ser enviado de la iglesia visible, jerárquicamente estructurada, como única mediadora de la salvación y de su santidad objetiva.
La antropología de San Agustín no prescinde nunca de Dios ya que Él es el fin del hombre. Desarrolló la temática antropológica como libertad e imagen de la Trinidad. En la ciudad de Dios remarcó la capacidad que el hombre tiene de Dios. El hombre es imagen de Dios Trino en su ser constitutivo de memoria-entendimiento-voluntad. La gracia y la libertad son en él el equivalente de Dios y el hombre que caminan juntos como dos amigos: la gracia se entiende como un auxilio de la libertad.
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