lunes, 24 de julio de 2017

Fides et Ratio de Juan Pablo II

El primer presupuesto con que el Papa Juan Pablo II inicia su carta, Fides et ratio, “es que  la fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. El camino de todo ser humano es un conocerse a sí mismo como una forma de buscar la verdad sobre su propia existencia y no solo la verdad, sino también el sentido de su vida. Es así que Dios actuando en la historia del hombre ha puesto en este camino, mencionado anteriormente, el deseo de conocer la plena verdad sobre sí mismo. En pocas palabras fe y razón son dos medios creados por Dios para así llegar hasta su máxima contemplación. La iglesia misma se considera depositaria de u mensaje que tiene su origen en el mismo Dios. El conocimiento que ella nos propone no proviene de especulaciones, sino del hecho de haber acogido en la fe la palabra de Dios.


Muchas veces y en distintos momentos de la historia ha habido una crítica racionalista, por así decir, la cual pone a la fe como algo negativo del ser humano y que de alguna manera lo oscurece, mientras que la razón es la máxima capacidad que todo ser humano posee y por lo tanto esta es vista de una manera más positiva. En tanto en cuanto, es muy difícil que la fe y la razón caminen juntas de las manos. Pero el racionalismo olvida que con ambas llegamos a la verdad plena. El concilio Vaticano II sostiene que “además del conocimiento propio de la razón humana, capaz por su naturaleza de llegar hasta el Creador, existe un conocimiento que es peculiar de la fe. Este conocimiento expresa una verdad que se basa en el hecho mismo de que Dios se revela, y es una verdad muy cierta porque Dios ni engaña ni quiere engañar”.


Pero ¿Qué es la fe? Y ¿Qué es la razón? Para el Papa la fe se funda en el testimonio de Dios y cuenta con la ayuda sobrenatural de la Gracia, mientras que la razón se apoya en la percepción de los sentidos y la experiencia, y se mueve a la la luz de la inteligencia. Para la razón lo fundamental es la filosofía y las ciencias tienen su puesto en el orden de la razón natural, mientras que la fe, iluminada y guiada por el Espíritu, reconoce en el mensaje de la salvación la plenitud de gracia y de verdad que Dios ha querido revelar en la en la historia y de modo definitivo por medio de su hijo Jesucristo. Tanto la razón como la fe conforman lo que se puede denominar el conocimiento humano.    

Es importante recordar el papel de Jesucristo como aquel que nos conduce al Padre, el cual se convierte para nosotros los cristianos como nuestro símbolo de fe, por así decir. Nuestro conocimiento que nos llega por el lado de la fe se fundamenta en el verbo que se ha Encarnado. “Con la Revelación se ofrece al hombre la verdad última sobre su propia vida y sobre el destino de la historia: « Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado”… “¿Dónde podría el hombre buscar la respuesta a las cuestiones dramáticas como el dolor, el sufrimiento de los inocentes y la muerte, sino no en la luz que brota del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo?”.

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