martes, 11 de julio de 2017

Impacto de la Ciencia en la Cultura Contemporánea y su Relación Específica Sobre la Filosofía

Como bien sabemos, en nuestro mundo de hoy se está dando un gran fenómeno que está enmarcando, por así decir, todos los ámbitos de la vida del ser humano, me refiero a la ciencia, que desde la revolución que realizó Copérnico, y luego con la ayuda delos descubrimientos hechos por Galileo ésta ha podido, a través del tiempo, ir cada día evolucionando en su forma, es decir, ha ido incrementando sus avances tanto a nivel científico y tecnológico. Todo esto ha tenido un gran impacto tanto en la medicina moderna como en la informática. Es por esto que vemos cómo nuestro tiempo se está rigiendo por la tecnología y cómo el individuo se está haciendo, en cada momento más dependiente de ella. Con todo el desarrollo que está teniendo a nivel mundial, se han elaborado, en cierto sentido, algunas ideologías que hasta el día de hoy son las que están dominando de alguna manera. Por eso, a continuación, en este ensayo veremos cómo esta ciencia ha avanzado pero también, cómo no lo ha hecho, es decir, sus dos vertientes, tanto lo positivo como lo negativo y me especificaré más sobre la segunda; el surgimiento del Círculo de Viena y todo esto lo realizaremos con aquellas reflexiones filosóficas que se han realizado sobre este tema.


Como dije anteriormente, en base a los desarrollos hechos por la ciencia se han formado ciertas ideologías, y una de ellas es la idea del progreso que según Ladrière (1978) a consiste en que el progreso sea de una naturaleza profundamente optimista, que ve en la ciencia y sus aplicaciones el instrumento clave de la cultura y cree poder demostrar que la extensión de la racionalidad científica, va a abrir a la humanidad posibilidades, prácticamente ilimitada, de crecimiento cualitativo. Esta concepción del progreso está muy ligada al neopositivismo. Dicho sea de paso cabe decir que, muchas culturas se montan sobre esta idea, de cómo un país avanza cada vez más por medio de sus avances tecnológicos, considerando que mientras más grande es su tecnología más fuertes y capaces son de competir.

Hoy la ciencia se ha puesto como aquella que tiene el uso más generalizado de las matemáticas y que de alguna manera puede explicar absolutamente todo según la visión que tienen muchos individuos sobre ésta. Hombres y mujeres ven a los grandes científicos como aquellos que pueden, de alguna manera crear, ya que poseen los elementos para hacer esto: “Se conjugan para mostrar al hombre de la ciencia como una especie de demiurgo, que maneja fuerzas temibles, dotado de poderes mágicos que él ha desencadenado” (Ladrière, 1978, p.168). Esto y mucho más ha desencadenado todas estas diferentes visiones que se hacen muchos seres humanos de la ciencia, esencialmente de los científicos, por poner un ejemplo sencillo: lo que digan ellos es así y nada más, cuando por el contrario vemos que no es así, esta es la percepción de algunos individuos, colocando a la ciencia como aquella que tiene la respuesta a todo, es una idea que está difundida, por así decir, por algunos sectores del mundo esencialmente en los medios de comunicación.

Como podemos ver, nuestro tiempo se está rigiendo por este fenómeno que está acaparando, la tecnología que está ligada, de alguna manera, con la ciencia; pero también se nota la ignorancia que tienen muchos sobre estos objetos técnicos. Por lo que esto ha producido una especie de ambigüedad en cuanto a su propia existencia: por una parte, instrumentos como los transistores, las máquinas fotográficas, los tocadiscos y hasta las minicalculadorasse han convertido en objetos familiares, que forman parte del ambiente cotidiano, pero por otra parte, aunque cómo servirse de ellos, no se comprende nada, o se comprenden muy pocos de los principios de construcción y funcionamientos (Ladrière, 1978,p.168).

Ante todas estas problemáticas surge una reflexión acerca de ellas, una reflexión dada por la filosofía acerca de este tema que, como dijimos anteriormente, está abundando a grandes rasgos nuestra sociedad y cultura. Diéguez (2005) nos refiere que podemos ver cómo han surgido numerosos filósofos y científicos de todas las épocas a dedicarse en mayor o menor medida a pensar sobre la ciencia y como ejemplo de esto está el Círculo de Viena, primera cátedra de filosofía de la ciencia con el objetivo, precisamente, de entender el conocimiento científico y que pudiera sintonizar adecuadamente con la física recién surgida. Cabe decir también que esta filosofía recibió el nombre de neopositivismo. El papel de la filosofía, en cuanto a la ciencia, es cumplir su función acompañadora, crítica y sobre todo fundámentadora y es por eso que quiere involucrarse con la ciencia, es justamente aquí en nuestros días donde se requiere de su presencia, es la nueva forma de hacer filosofía pero desde esta vertiente. Es así como se instaura la filosofía de la ciencia.  

Una de las reflexiones que hace la filosofía, y la cual se le debe poner mucho énfasis, es cómo la ciencia sólo ha servido para destrozar las relaciones maravillosas que el hombre había mantenido, hasta el presente, con la naturaleza, ha interferido con las relaciones humanas de alguna manera. Se habla de que la ciencia es buena por sus avances, y muchos la perciben así, pero también tiene su lado oscuro, ya que, deshumaniza cada día más al ser humano.  Hemos avanzado en grandes inventos, como: la computadora y la cibernética; máquinas industriales; androides y hasta las bombas atómicas lamentablemente, pero surge todavía la pregunta ¿El hombre ha evolucionado con todo esto? Puesto que esta tecnología la han puesto al servicio de grandes catástrofes que han impactado a la humanidad. “La utilización de la energía atómica con fines destructivos, con la que terminó la segunda guerra mundial, tuvo un efecto verdaderamente traumático para los científicos”. (Ladrière, 1978, p.169). Traigo esto a flote, para ilustrar como la tecnología ha llegado a un nivel que se está utilizando en contra del mismo hombre, cuando no debería ser así.

Así pues, esa ciencia no ha ayudado del todo a humanizar más, sino al contrario. Muchos autores se han referido a esta problemática, uno de estos es Max Scheler, padre de la antropología filosófica. Nos dice que el ser humano está retrocediendo en su evolución gracias a que está dependiendo cada día más de las ciencias tecnológicas.

Tal vez, la ciencia pueda resolver grandes problemáticas en diferentes niveles y ámbitos, pero nunca puede responder a la gran pregunta sobre el sentido de nuestra existencia, ya que, el ser humano no puede reducirse a fórmulas matemáticas, esto es lo mínimo, pero la gran respuesta sobre el ser humano la ciencia no puede darla y demostrarla así como realiza una forma química. Mientras más ciencia es mucho más peor, ya que, esta no dignifica, es decir, no nos hace más humanos. Todo esto ha provocado una toma de conciencia sobre este asunto de la ciencia que deshumaniza. “Todos estos fenómenos hicieron que, en una primera fase, cierto número de científicos y parte de la opinión pública después, tomaran la conciencia de la responsabilidad ética de la ciencia”.  (Ladrière p.170).
Hay otras entidades que han tomado una conciencia tan radical que reniegan la ciencia puesto que están en contra de esta deshumanizadora, alienadora y opresora que es la ciencia. Es como un volver a los orígenes y a las fuentes para partiendo de esto poder juzgar con fundamentos, de aquí parten estos diversos movimientos que unos u otros ya han llegado al extremo.

Finalmente, reconozco que tal vez me he basado más en lo negativo de la ciencia, pero estos son algunas de las ideas que en nuestro tiempo se están discutiendo a nivel filosófico y que se han expuesto. Por eso es bueno mostrar cómo esta tecno ciencia está impactando nuestra sociedad. No cabe duda que también la ciencia tiene su lado positivo, ya que el hombre ha dado buenos pasos en el pensar.

Bibliografía:
*Diéguez, A. (2005). Filosofía de la ciencia. Madrid, España: Biblioteca Nueva Universidad de Málaga.  
*Ladriere, J. (1978). El reto de la racionalidad. Salamanca, España: Sígueme-Unesco.
*Perez de Laborda, A. (1980). Ciencia contemporánea y sus implicaciones filosóficas. Madrid, España: Cincel-Kapelusz.

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