LA VIVENCIA RELIGIOSA: RAZÓN Y RELIGIÓN
La oposición más significativa del pensamiento moderno a la religión está sustentada en la afirmación que la religión queda al margen del discurso racional.
No se niega la existencia de la religión, pero desde esta perspectiva se reduce al mito, ilusión o justificación sentimental.
Desde las posturas religiosas se ha menospreciado la razón, como incapaz de dar respuesta de no pocos hechos o realidades. Para estas posturas basta la creencia religiosa. La creencia sustituye la razón en donde esta se siente incapaz de explicar una explicación convincente. Esta postura esta frente al positivismo.
Positivismo: sostiene que solo la razón científica tiene la última palabra.
Hoy se sostiene que la ciencia no tiene la solución a todos los problemas del ser humano.
Para Kant la religión tenía una clara base racional. Ella justificaba racionalmente que los buenos fueran premiados y los malos castigados. La religión ponía las cosas en su lugar desde la consideración ética.
DIFERENCIAS Y DISTANCIAS ENTRE RELIGION Y RAZON:
Rudolf Otto: sostenía que la religión estaba en el ámbito de los sentimientos, lo tremendo, lo fascinante, lo numinoso.
Para algunos sacarla del ámbito de la razón era rebajar la religión, mientras para otros era elevarla sobre lo puramente racional. Para Otto racionalidad es expresión de conceptos. Estos conceptos no son suficientes para explicar lo que el sujeto siente ante lo divino. No excluye la racionalización pero niega rotundamente que en lo religioso todo sea racionalidad.
La religión es una experiencia humana, no es solo verdades dogmaticas.
Razón religiosa: logos interno de la religión.
EL LOGOS DE LA RELIGION: EL SIMBOLO
En la religión existe un discurso racional, un logos. Ese discurso racional existe en el mismo hecho religioso.
Mircea Eliade: la cultura profana es un acontecimiento reciente. Las primeras respuestas que el hombre se planteo sobre su vida, el mundo tuvieron respuestas religiosas. “No parece difícil mostrar históricamente que la religión ha sido la matriz del pensamiento y de la cultura.”
El símbolo está en la esencia de lo religioso. El símbolo es la manera que tiene la razón de representar esa realidad trascendente en la existencia humana.
La religión consiste en esa relación a través de mediaciones sensibles con la realidad misteriosa. Los hechos u objetos que se utilizan como símbolos tiene, pues un significado que les sobrepasa. Ese significado exige un esfuerzo racional. No existe sin él. Más aun motiva el discurso racional que permita unir la realidad sensible con la trascendente.
Las funciones del símbolo:
1. Generador de razón
2. Abre horizontes
3. Se funda en una percepción de la existencia de una estructura real.
4. Ofrece cierta inteligibilidad del todo
5. Permite que surja la metafísica, el símbolo y el mito fueron las primeras respuestas a preguntas metafísicas.
6. La metafísica no ha anulado al símbolo. Decía Schopenhauer que la religión es la metafísica del pueblo. Esta metafísica popular se expresa en símbolos.
SUBJETIVIDAD Y RELIGIOSIDAD.
Lo propio de la razón es establecer orden y jerarquía entre las realidades. Ya los hombres primitivos pretendieron con sus maneras rudimentarias establecer ese orden en la realidad. Para ello se sirvieron de lo mágico- religioso. Estas explicaciones mágico-religiosas tenían su lógica religiosa, aunque distinta a la lógica científica.
El hombre está abierto más allá de los contenidos finitos y es por lo que puede considerar al mundo como un todo contingente necesitado de fundamentación ultima.
1. El hombre es un ser inacabado: el hombre es capaz de conocer las cosas pero en perspectiva. Es un ser en continuo crecimiento de cara a un futuro sin límites en el tiempo.
2. Auto trascendencia del espíritu humano: a diferencia del animal, puro instintivo, el hombre puede distanciarse de sus contenidos perspectivos. Tiene una capacidad de objetivizacion que contiene un elemento de auto trascendencia.
Auto trascendencia: permite al hombre superar sus propios impulsos y tomar conciencia de su diferencia y superioridad sobre el resto de los seres.
3. Subjetividad y religiosidad: en la apertura a los entes el hombre se abre al ser en toda su amplitud, al infinito, a la vez que retorna sobre si mismo poniéndose como objeto de su propia contemplación. De esta manera el hombre, además de abrirse al mundo, se encamina hacia lo otro que excede el mundo, a la deidad. Cuando el hombre sobrepasa lo determinado y finito, se experimenta religioso.
4. Destino último de la persona humana: la respuesta del hombre sobre el fin último se cifra en la esperanza de perdurabilidad más allá de la muerte.
CONNATURALIDAD DE LA RELIGION EN EL HOMBRE:
Para el hombre religioso, la superación de sí mismo y en la entrega a uno mayor que él, consigue el hombre su propio y peculiar ser sí mismo.
La actitud religiosa, como experiencia de encuentro personal con Dios, es la expresión del ser trascendente del hombre en algo sobrehumano que de alguna manera pertenece a su esencia, abierta por sí a lo absoluto. El ser humano es experiencia de religación, cuyo núcleo es el misterio, horizonte de la actitud religiosa.
La religión es el fundamento de la ética, y la ética, el presupuesto de la existencia.
La religión necesita de la razón especulativa y esta de aquella.
EL ENCUENTRO INTERPERSONAL:
El hombre religioso tiene conciencia de establecer un contacto personal con un ser trascendente que le otorga la salvación. Relación de yo a tu que se traduce en plegarias, ofrendas y actos de culto reveladores de la existencia de un dialogo interpersonal. El hallazgo de un Tu Absoluto es característica fundamental de la actitud religiosa. En la práctica esta actitud se traduce en: la alteridad humana y la exigencia de un Tu absoluto interlocutor del hombre.
Alteridad humana: es la base de la relación yo-tu, distinta que la relación yo-ello. Y es que el yo humano no se constituye en sí mismo y por si mismo, sino en referencia a algo que le confiere significación y realidad diferente. Lejos de reducir el binomio yo-tu al ámbito interhumano, esta relación también se sitúa en la esfera ilimitada de la alteridad donde es posible establecer una relación con el ser absoluto y dialogar con la divinidad. Dios, en tanto que persona suprema, enmarca el horizonte infinito, siempre abierto, de la “otreidad”. Es el Otro por excelencia.
EL TÚ ABSOLUTO (DIOS), EXIGENCIA DE LA ALTERIDAD HUMANA.
El encuentro salvador con Otro mayor es nota esencial de la actitud religiosa. Esta característica, que es necesaria en toda religión, constituye por sí misma una seria dificultad. A Dios no se le tiene por delante como a las personas con quienes tratamos.
La relación con Dios no se inscribe en el área del tener sino en la del ser. En esta esfera las personas (seres espirituales) no se unen en lo objetivable, sino en el núcleo más profundo de sí mismas, en su dimensión de ser y de realidad (en el espíritu).
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