La democracia ha tenido ciertas transformaciones, por el cual este concepto ha tenido que cambiar de alguna manera su significado, pero según Robert Dahl esto se debe gracias a una lógica histórica, es decir, el camino que lleva de la Primera Transformación a la Segunda, es que, obligatoriamente o mejor dicho necesariamente debe desentrañarse, por lo que para ver la posibilidad de una Tercera Transformación es menester mostrar tanto la primera como la segunda expuesta por Robert Dahl para así pasar hablar de una posible Tercera Transformación manifestada por Ferrajoli en discusión con David Held, por lo que solo me limitaré a exponer las principales ideas de estos autores sobre el tema; también veremos si estas posturas responde realmente a nuestra realidad, para así finalizar con las semejanzas tanto de Ferrajoli como de Held.
Para distintas culturas y en distintos contextos la democracia ha sido la mejor forma de gobierno para el hombre, por así decir. La Primera Transformación se desenvolvió y desarrolló en la Grecia antigua donde surgieron aquellas instituciones políticas, las cuales configuraron una nueva forma de gobierno. Esta Transformación fue el reflejo de una nueva manera de comprender el mundo (Dahl, 1992, p. 21). Dentro de sus características podemos destacar la igualdad ante la ley, es decir, el derecho de participar en los asuntos de la polis y por último el bien común, estas fueron, por así decirlo, las características claves para entender la democracia griega. Cabe decir aquí también que, esta calló en crisis cuando el sistema de posibilidades ofertada por la ciudad estado se desvanece ante la irrupción de nuevas relaciones de poder. A esto es lo que podemos denominar como primera transformación. Que según el autor: Esta visión de democracia sigue constituyendo el núcleo de las ideas modernas democráticas y plasmando las instituciones y prácticas democráticas (Dahl, 1992, p. 21).
En cuanto a la Segunda Transformación que es la republicana representativa. Esta surgió gracias a los estados – naciones en la Edad Moderna, esta estuvo influenciada por el ideal griego, supuso un cambio en las nuevas instituciones democráticas que respondieran a una nueva realidad. Así pues, se pasó a una participación representativa, también a una división de poderes, se impuso la celebración de elecciones periódicas, se proclamó el principio de igualdad, la soberanía nacional, etc.
Hacia una Tercera Transformación. En el siglo XX ya la realidad es totalmente diferente en ella han surgido nuevos escenarios, tanto sociales como políticos, económicos y tecnológico de carácter internacional producto de la posmodernidad o mejor dicho de la globalización, por lo que este nuevo contexto requiere de otra o de una nueva Transformación democrática que responda, de alguna manera, a todas estas realidades.
La primera propuesta para esta Tercera Transformación es la expuesta por Ferrajoli (2004). Propuesta que parte del ámbito tanto jurídico como político. Lo que expresa este autor es que para responder a las realidades dichas anteriormente se necesita de un gobierno mundial pero no solo eso, sino que la democracia de este tiene que ser internacional. Aunque estos dos tienen en común la limitación de la soberanía de los estados – nación, este último supone la concentración de la tomas de decisiones de derechos internacional en una cúspide planetaria, mientras que el modelo sugerido por Ferrajoli es de carácter democrático – representativo de los órganos y, sobre todo, en su función de la paz y de los derechos fundamentales del hombre y los pueblos. Pero para Ferrajoli esa situación actual de la comunidad internacional es más parecida a la de un gobierno mundial, la cual está controlada por la ONU, la cual, está dirigida por cinco potencias pero específicamente EE.UU. Pero de alguna manera toda esta situación contradice los principios establecidos en la carta de la ONU y por otras declaraciones que se han hecho sobre los derechos humanos pero principalmente un proyecto sobre una democracia internacional, la cual debe procurar la paz y sobre todo los derechos fundamentales.
Pero para Ferrajoli esta transformación del gobierno mundial debe llevar a esa democracia internacional. Pero para esto se tiene que dar, de alguna manera, dos elementos principales normativa, la cual va a universalizar este tipo de democracia, por así decir. Estas dos son, a saber: primero, la prohibición de la guerra: se puede decir que este es un paso fundamental para que se dé una democracia internacional. Este, además, puede considerarse como el principio constitutivo de la juridicidad del nuevo ordenamiento internacional.
Esto se puede ver como contrario de lo que es en realidad, ya que, podemos ver como una potencia mejor hace la guerra a otra nación, por así decir, para imponerles su tipo de política, quedando la otra renegada de sus derechos originarios. Pero en Ferrajoli no. La paz es ante todo la mejor arma para ofrecer este tipo de gobierno que es la democracia internacional, quedando así la guerra fuera de esto para así imponer la paz. Es interesante ver como éste autor en vez de poner como primera instancia la paz, coloca realmente la prohibición de la guerra, todo esto tal vez por el hecho de que para instaurar la paz se necesita de la guerra, cuando verdaderamente no es así. La paz es la esencia íntima del derecho, y la guerra es su negación o, al menos, el signo y el efecto de su ausencia en las relaciones interpersonales y del carácter prejurídico, desregulado y salvaje de estas últimas (Ferrajoli, 2004, p. 83). Con esta prohibición pasa la comunidad internacional del estado naturaleza al estado civil, por lo que así, se convierte en ordenamiento jurídico.
En cuanto al segundo elemento se encamina o esta se inclina, mejor dicho, hacia la consagración de los derechos fundamentales de las personas y de los pueblos, esta no solo parte de la legitimación política, sino también jurídica de los ordenamientos estatales. Cabe decir también, que este elemento se da frente a las regulaciones y criterios de legitimación, tanto de las relaciones como de los mismos estados.
Para Ferrajoli (2004) el problema de estos dos elementos es que el ordenamiento internacional carece de eficacia, ya que, se han producido algunos sucesos por lo que queda por hecho que de alguna manera no se puede llevar a cabo. En un mundo donde lo que está en juego es el país que tenga el poder y para imponerse es necesario de las guerras, pero principalmente de las armas químicas pero también nucleares, naciones poderosas que gastan al año una gran cantidad de dinero para comprarlas y para fabricarlas y la competencia ahora es el que tenga más armas para así imponer el miedo, en éste autor encontramos que lamentablemente esto no se puede, es decir, el hecho de imponer la paz para muchos esto sonaría algo utópico.
También está el problema de la ONU que está dominada por ciertas potencias que de alguna manera no permitirán lo dicho anteriormente. Cuando realmente la ONU surgió para instaurar la paz, es decir, su objetivo es ese. Sus violaciones a sus mismas reglas hacen perder credibilidad en ella. Un gran ejemplo de todo esto es la guerra de Irak pero ella no hace nada y esta acción se considera como un crimen de derecho internacional (Ferrajoli, 2004, p. 85) pero los culpables son las potencias que están a cargo de esta, pero principalmente EE.UU.
A partir de esto surge la pregunta: ¿Esta propuesta respondería a las necesidades de nuestro tiempo? La verdad es que como lo explica Ferrajoli es algo que tomaría mucho tiempo y de mucho diálogos nacionales como internacionales. Tal vez una democracia internacional lo que podría llevar a mucho más problemas si no se sabe llevar, por así decirlo, y mirando la postura de algunos países eso conllevaría a que otras culturas no estén de acuerdo, y se supone que para llevar esto a cabo se necesita de un acuerdo de todos los países, entonces ya eso traería más problemas ya que existen culturas que no aceptan que en su nación se les imponga una nueva forma de gobierno.
En cuanto a la posición de Held (2005) la posibilidad de una Tercera Transformación parte ya de una propuesta económica que de alguna manera responda a las problemáticas de nuestro tiempo, por lo que tiene que darse o surgir una democracia con vía a lo dicho anteriormente. Para este autor es necesario que se dé una socio-democracia, la cual responda, por así decir, al neoliberalismo y al problema de la glob
alización surgida en nuestro tiempo. Este tipo de democracia tendrá que reducir la injusticia y la pobreza. Este tipo de gobierno se muestra, para éste autor, como la única receta contra el desequilibrio del nuevo orden global. La globalización ha llegado a un punto que está transformando el orden mundial, la cual nos aleja de un mundo basado en una política de Estado para pasar a una nueva forma y más compleja política mundial. Por eso es que Held afirma que es inevitable que haya un cambio fundamental en la orientación política, ya que el neoliberalismo y el movimiento de antiglobalización están llenos de problemas.
También esta forma de gobierno está en contra del unilateralismo de los EE.UU., ya que este no responde o no podrá contribuir a la suministración de los bienes públicos globales, como por ejemplo el libre comercio; la estabilidad económica y por último la sostenibilidad ambiental y si actúa de esta manera, es decir, de una forma unilateral no podrá alcanzar los objetivos internos esenciales y ninguna seguridad nacional.
Held (2005) ve que la socio-democracia global es la que hoy responde a aquellos retos económicos ya expuestos y lo que busca es fomentar el imperio de la ley internacional para llegar a una mejor transparencia y responsabilidad en la democracia del gobierno mundial. Él muestra que con este tipo de gobierno se llegaría a realizar una justicia social con más compromiso y con más profundidad de aquellos que dominan el mercado, o que se debe de realizar es controlar el mercado para así promover el desarrollo. Para que esta transformación económica global se dé es necesario establecer ciertas normas para así tener orden en una economía que tiene que ser justa y ante todo libre.
Europa seria el ejemplo para que se pueda dar y se pueda desempeñar este tipo de gobierno que es la socio-democracia global, desde allá es que se tiene que dirigir este tipo de política Como cuna de la socio-democracia (Held, 2005, p.41). ¿Por qué en Europa? Ella es la que tiene la experiencia para que surja esta democratización estatal y sobre todo mundial. Así pues, este tipo de democracia tiene que velar de alguna manera por: regular el mercado mundial, a saber: proteger el medio ambiente, remediar las injusticia sociales. También esta transformación expuesta por Held tiene que mantener la protección de las comunidades locales; una vida que se pueda sostener y una protección social que ayude a garantizar la igualdad de oportunidades.
También aquí surge la pregunta ¿Esta forma de democracia responde realmente a las realidades de nuestros días? Ya como hemos visto Held da su postura de cómo debe llevarse esta posible Tercera Transformación pero vemos como existe un egocentrismo étnico que no deja que de alguna manera esto se lleve a cabo. También está el nacionalismo ultraderecha y la política unilateralista las cuales cada día están en aumento. Estas posturas pueden verse positiva pero al surgir estas ideologías, por así decir, los cuales no dejaran que estos fluyan y para este autor la globalización sin esta socio-democracia es un fracaso.
Tanto Ferrajoli como Held están de acuerdo con ya en nuestro tiempo se pase a una nueva Transformación, ya que, es necesario gracias a todas las nuevas ideas políticas y económicas que han surgido. Por lo que esta tiene que responder a las diferentes necesidades del hombre, ya que, es hacia este que tiene que girar estos tipos de democracia, para así dar a una posible Tercera Transformación. Ambos autores lo exponen de manera diferente, pero coinciden que ya nuestra era requiere de esta nueva forma democrática.
Bibliografía:
*Dahl, R. (1992). La democracia y sus críticos. Barcelona, España: Paidós.
*Ferrajoli, L. (2004). Razones jurídicas del pacifismo.Madrid, España: Tecnos.
*Held, D. (2005). Un pacto global. La alternativa sociodemocratica al Consenso de Washington. Madrid, España: Taurus.
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