ESCUELAS TEOLOGICAS
1. Escuelas teológicas de los primeros siglos que desarrollaron la teología y la vida cristiana
a. Alejandría
b. Antioquía
• Estas escuelas proporcionaron el mejor material de dialogo y discusión para los grandes concilios ecuménicos de los siglos VI al VIII
• Existía una gran rivalidad entre estas escuelas, pues empleaban diversos métodos de exegesis de la escritura.
• Toda la teología posterior quedo muy marcada por estas escuelas.
2. Otras escuelas de catequesis y de teología existían ya desde la segunda mitad del siglo II en diversas partes del imperio romano.
a. Justino en Éfeso y luego en Roma (165 d.c)
* Taciano asistió a las clases de Justino y resulto ser un temible adversario de la cultura griega.
* Con respecto a la exegesis, teología, pastoral etc... Estas escuelas nos sirven como pauta para tratar el actual problema del pluralismo.
3. Características de las escuelas :
A. Alejandría:
a. Historia
• Escuela de una larga y rica tradición científica desde los ptolomeos, con sus famosas bibliotecas. Desde tiempos de San Marcos existieron doctores eclesiásticos en Alejandría (según San Jerónimo en de viris illustribus).
• Antes de la llegada del cristianismo existían escuelas que hacían celebre a Alejandría.
b. Escuelas:
• Los paganos: tenían su museum (fundado por Ptolomeo), su famosa Biblioteca, luego incendiada; tenía también su Serapeum.
• Los judíos: también tenían sus escuelas.
• Los gnósticos: fueron los primeros, desde el siglo II que enseñaron doctrinas filosóficas y teología cristiana, entre estos tenemos a Basílides, Valentín y discípulos.
• Panteno, Clemente y Orígenes.
1. Panteno y Clemente : enseñanza de tipo escolar y privada
2. Orígenes: Enseñanza plenamente formada y con apoyo del episcopado. Es Orígenes quien hace distinción entre enseñanza catequética y enseñanza superior teológico-exegética.
c. Características:
• Interpretación alegórica y sentidos de la escritura, orientación platónica, estoica y judía. Tres sentidos según orígenes :
1. Sentido material o somático: literal y propio de la palabra, cuerpo de la escritura nunca es despreciable pues es el origen de los otros sentidos.
2. Sentido psíquico: sentido moral, alma de la escritura.
3. Sentido Pneumático, místico o espiritual: está escondido bajo la letra; solo lo cubren aquellos que tienen los dones del Espíritu Santo, como sabiduría y ciencia.
• Mística que llega hasta la más alta contemplación de Dios en sí mismo, en sus palabras o en sus obras.
• Teología que subraya fuertemente la unidad de Dios a veces con riesgo a acercarse al sabelianismo. Tendencia a subrayar con firmeza la identidad substancial del verbo con el padre y tendencia a remarcar la naturaleza divina de Cristo.
• Cristología: muestran la naturaleza divina de Cristo, pero con el peligro de dejar en la penumbra la naturaleza humana.
• Eclesiología: peligro de caer en el monofisismo eclesiológico, darle importancia al aspecto divino de la Iglesia sin tener en cuenta lo humano.
B. Antioquía:
a. Historia:
• Fue una de las ciudades más importante del imperio romano.
• Escuela fundada por Luciano de Antioquia ( segunda mitad del siglo III )
• Periodo de formación de la escuela antioquena ( 260d.c-360 d.c)
• Eustacio de Antioquia punto de partida de la tradición original en cristología.
• Periodo de auge de la escuela antioquena (360d.c- 430 d.c) tiempo de los maestros más ilustres y de sentido literalista: Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuesta, Teodoreto de Ciro y Juan Crisóstomo. (Diodoro y Teodoro eran más literalistas que Teodoreto, quien era más abierto a la tipología del A.T).
• Despues del concilio de Efeso (431 d.c) vino la decadencia de la escuela, en buena parte por el descredito que trajo en Nestorianismo.
b. Características:
• Sentido literal atravez del estudio gramatical de la Escritura. El sentido literal no es inútil, ni contradictorio, ni indigno de Dios.
• Oposición a la interpretación alegórica alejandrina, aunque algunos pasos del A.T deben ser interpretados alegóricamente, aunque deben tener cuidado de no exagerar.
• Moralismo ante el misticismo alejandrino.
• Filosofía Aristotélica: método de búsqueda precisa, positiva y analítica, a veces muy cercano al racionalismo que oscurecerá el sentido de la tradición.
• Teología: distinción de personas divinas, afirmada por la Escritura. Uso del término hypostasis para mantener firme esa distinción; pero corren el peligro de separarlas.
• Cristología: acentúan la humanidad de Cristo Salvador. Tal insistencia puede llegar en un momento determinado, a dejar de lado la unión substancial entre la naturaleza humana y la divina en la única persona del verbo.
• Eclesiología: se fija más en el aspecto humano, o dimensión humana, de la Iglesia.
I. CONCILIOS REGIONALES
1. Los concilios regionales :
• Aparecen para la segunda mitad del siglo II. Es un momento decisivo para la formación del canon de la Escritura.
• Surgen cuestiones como la penitencia, el catecumenado y la conciencia de sucesión de los obispos.
• Testigos de esta evolución y formación de la Iglesia son: Ireneo, Tertuliano y Hipólito.
• Obispos se ven más responsables de la grey que el Señor le ha encomendado.
• Colegialidad más limitada.
• Las Iglesias locales hacían frente a los adversarios externos y internos como el marcionismo y gnosticismo, apelando a su tradición y a la regula fidei y decidían conforme a sus criterios y apelando a la fe de toda la Iglesia.
• 170 d.c-175d.c surgen problemas que provocan la solidaridad inter eclesial.
como por ejemplo:
1. Problema de la pascua (inicio en el 150 d.c entre el obispo de Roma Aniceto y el obispo de Esmirna Policarpo y se trato para el 190 d.c en reuniones sinodales desde las Galias hasta Mesopotamia)
2. Montanismo ( segunda mitad del siglo II)
3. Problema de los lapsis, el novacialismo y el prebautismo de herejes (s.III en Cartago) según Cipriano de Cartago estaba en juego la causa del orbe entero.
4. Cuestiones trinitarias y cristológicas de Pablo de Samosata (264d.c y 268 d.c en Antioquia). Este concilio fue contra Pablo Samosata Obispo de Antioquia.
5. Primeras legislaciones canonícas.
2. Características de los concilios:
• Asistencia de un gran número de obispos.
• Unanimidad de las decisiones
• Preocupación por redactar las llamadas cartas sinodales.
• Participación de los laicos en los concilios
• Conciencia de la primacía del Espíritu Santo.
Es de notar cómo se da aquí a la Iglesia toda su fuerza colegial y comunitaria.
Los Padre más importantes del siglo IV
San Atanasio de Alejandría
Teólogo cristiano, obispo y doctor de la Iglesia (293?-373). Desde joven tuvo cargos eclesiásticos. Nacido en Alejandría, recibió una educación clásica antes de entrar en la famosa escuela teológica de su ciudad natal. Fue ordenado diácono siendo todavía muy joven y nombrado secretario del obispo de Alejandría. Es entonces cuando comienza a ocupar una posición relevante en la gran batalla teológica que culminó en el Concilio de Nicea en el año 325. En Nicea, Atanasio opuso una férrea oposición contra Arrio, el sacerdote de Alejandría que formuló la doctrina conocida como el arrianismo. Atanasio fue nombrado obispo de Alejandría en el año 328. Fue condenado al exilio en cinco ocasiones; pasó más de una tercera parte de su episcopado fuera de su sede. Murió el 2 de mayo del año 373.
En sus obras se defiende la condición divina del Salvador. Sus escritos más conocidos son: El discurso sobre la Encarnación; Contra los paganos; Contra los arrianos; Cartas festales (con motivo de la Pascua).
San Hilario de Poitiers
Obispo, también se vio afectado por la controversia arriana, y doctor de la Iglesia, nacido en Poitiers (315?-367?). De familia pagana, Hilario fue un converso al cristianismo. Hacia el año 353 fue elegido obispo de Poitiers, y muy pronto comenzó una rigurosa represión de la herejía arriana en su diócesis. En su obra Tratado sobre la Trinidad sostiene que debe condenar dos frentes: contra los que no distinguen el Padre del Hijo y, al mismo tiempo, contra aquellos que distinguiéndolos subordina el segundo al primero. Es por eso por lo que también se le conoce como el Atanasio de Occidente.
San Cirilo de Jerusalén
Nació alrededor del año 313. Nombrado obispo de Jerusalén 348 y consagrado por el arriano Aecio. No significa esto que Cirilo haya estado vinculado al arrianismo. Su obra teológica no contiene rastro de arrianismo.
Cirilo de Jerusalén “estuvo adherido primero a la corriente homoíusiana y luego a la homousiana… En el concilio de Seleucia (359), Cirilo apoyó a la mayoría homoíusiana. Pero en el concilio de Constantinopla (381) abjuró de su posición primera, ahora casi mecedoniana.
Ya siendo simple sacerdote Cirilo había reemplazado al obispo para preparar a los catecúmenos al bautismo durante la cuaresma. Precisamente en la catequesis que Cirilo predicará durante años se mostrará contra los arrianos, lo que le valió el destierro, y esto tres veces, debiendo dejar su sede episcopal.
Participó en el concilio I de Constantinopla (381) el cual le reconoció como obispo legítimo.
Sobresale Cirilo ante todo como catequista exponiendo la fe cristiana a su comunidad. Se detiene en la exposición de las verdades del Credo y luego, en la iniciación a la vida cristiana, a través de una clara exposición de los sacramentos del bautismo, confirmación y eucaristía.
Su obra fundamental es Las Instrucciones catequéticas.
Los que iban a formar parte de la Iglesia recibían el nombre de catecúmenos. Como tales recibían instrucciones generales sin entrar en explicaciones más detalladas y profundas acerca de la fe y aún no eran admitidos a las celebraciones litúrgicas. Cuando se consideraba a los catecúmenos aptos para recibir el bautismo entonces se les llamaba Illuminandi: los que han de ser iluminados. Estos eran los que ya recibían una formación más precisa y detallada, pero siempre rodeada del más absoluto secreto (“disciplina del arcanos).
La preparación duraba los cuarenta días de la Cuaresma, tiempo de penitencia, tiempo de preparación para recibir el perdón y de ilustrarse para la salvación. Durante los cinco días previos a la celebración de la pascua, los neófitos recibían las catequesis sobre los sacramentos del bautismo, confirmación y eucaristía.
En la obra fundamental de Cirilo, Las Instrucciones catequéticas, resalta particularmente el uso que hace de la Escritura y en la línea exegética de la escuela de Alejandría: exégesis alegórica.
La exposición catequética no podía menos de ser polémica puesto que el ambiente era de controversia con los arrianos, macedonianos, gnóstico y maniqueos, así, por ejemplo, hablando de Cristo, dice Cirilo: “cree en Jesucristo, el Hijo del Dios viviente… Cuando oyes que es Hijo, no pienses que es adoptivo, sino Hijo por naturaleza, Hijo Unigénito, que no tiene otro hermano”. “Cuando oyes que es Hijo, no lo escuches solamente como dicho en un sentido amplio, sino Hijo verdadero, Hijo por naturaleza, sin comienzo…, eternamente engendrado… Es hijo del Padre, igual en todo al que lo engendró, eterno del eterno Padre, vida engendrada por la vida, luz de luz, verdad de la verdad”.
LOS PADRES CAPADOCIOS
Así llamados por ser oriundo de la región de Capadocia, en Asía Menor (actualmente en Turquía).
San Basilio el Grande
Padre y Doctor de la Iglesia, patriarca del monacato oriental (329?-379). Tras visitar a un grupo de ermitaños famosos en Egipto y Siria, renunció a una carrera administrativa y se estableció como eremita en el río Iris, en Neocesarea. Allí escribió gran parte de su regla de vida monástica que se convirtió en el fundamento de una orden monástica (los monjes basilianos) que fundó hacia el año 360. Sus escritos incluyen: Contra Eunomio, Sobre el Espíritu Santo, Moralia. A los jóvenes les dirige el escrito titulado Del uso de los autores paganos; también escribió una liturgia (conocida como la Liturgia de san Basilio) que se practica en el rito bizantino.
San Gregorio Nacianceno
También llamado Gregorio el Teólogo (329?-389). Estudió en Alejandría y Atenas. Con la firme decisión de llevar una vida de devoción marchó al Ponto, donde vivió en el desierto próximo al río Iris con San Basilio. Entre los dos recopilaron una antología de escritos del maestro y teólogo cristiano Orígenes, llamada Philokalia (amor a la belleza). Escritos: Discurso teológicos, Sobre el sentido de la fuga.
San Gregorio de Nisa
Hermano de San Basilio (335?-394?). Gregorio se casó, pero a la muerte de su mujer ingresó al monasterio fundado por su hermano en Ponto, cerca del río Iris. Hacia el año 371 fue ordenado por él y nombrado obispo de Nisa. Combatió la doctrina arriana. Entre sus tratados teológicos se destacan Discurso contra Eunomio, una defensa del creo de Nicea; Gran discurso catequético, una defensa de la fe cristiana contra los judíos y paganos; Sobre la fe, un tratado contra los arrianos; y Diez silogismos, dirigido contra los apolinaristas.
San Efrén, el sirio. Testimonio espiritual de “otro mundo”.
Formado en Capadocia. Nació en el año 306, probablemente en Nísbe. Toda la tradición le reconoce una obra teológica fecunda y sobre todo una acción pastoral fructífera. Epifanio celebraba la sabiduría de su exégesis y Jerónimo atestigua la influencia de su liturgia.
Obras: Comentarios, Himnos, Tratados, Sobre los ázimos, Sobre Nuestro Señor, Sobre la Iglesia, Sobre la fe, Contra las herejías, Contra Juliano, Sobre la Navidad, Carmina Nisibena, Sobre el Paraíso, Sobre la Virginidad.
La obra caritativa y social tuvo lugar primordial en la actividad humana y misionera de Efrén y, de modo particular, en la época de hambre y de desastres. Y esto muy en conformidad con tal actividad propia de los diáconos; es decir, preferentemente dedicados a la acción social y menos directamente a la religiosa. Murió el año 373.
Efrén combatió las herejías de su tiempo y que dañaban a los fieles de su comunidad: básicamente, contra el gnosticismo de Bardesano (también contra Marción) y contra el maniqueísmo; además, contra los judíos (el partido de los crucificadores) y contra el arrianismo.
Discursos Memré e himnos Madrasjé son el género literario principal de Efrén. Su obra escrita, la mayor parte en verso, goza de un admirable instinto para adaptar la doctrina de Nicea a la tradición de su propia iglesia. Se trata de piezas narrativas y didácticas, con la originalidad de que le permitía la intervención de los fieles y la captación de su atención e interés. Los herejes, sobre todo Bardesanos, empleaban estas técnicas para atraer secuaces a su movimiento. Efrén supo adaptar todos estos elementos al dogma católico en la época difícil que va de Nicea a Constantinopla. Efrén estimaba a la cultura siríaca y estaba abierto a los elementos positivos de la civilización grecorromana. Su teología es una teología de los símbolos tanto para exponer la verdad como para defenderla de los adversarios. Contra Marción defiende la unicidad de un Dios bueno. La naturaleza y la Biblia se le presentan como los dos grandes libros en los que Dios muestra su designio salvador. Todo símbolo tiene a Cristo como término; todos los símbolos confluyen en Cristo. De aquí los centenares de himnos sobre la Navidad, el ayuno, sobre Nísibe, sobre la Iglesia y sobre la fe.
Efrén inscribe los símbolos en la trama concreta del mundo y de la historia de la salvación.
Toda su teología está impregnada del sentido de la trascendencia. Y esto a través del símbolo, que para él es más apto para traducir lo indecible o para presentar el misterio. Efrén sintoniza con la tropología semita y cristiana. No admite, en definitiva, más que una diferencia de grado entre el cuerpo, el alma y el espíritu, pues él considera este último como la forma más sutil de la materia, la misma que constituye la naturaleza de los ángeles. Admite que el cuerpo tiene necesidad del alma para vivir, aunque afirma con mayor insistencia aún que el alma nunca podría sentir ni obrar sin el cuerpo. Privado de su compañero, en el sueño o por la muerte, el alma se encuentra paralizada en su actividad y en su pensamiento, como el embrión en el seno materno. Es por esto que entre la muerte y la resurrección, el alma conservará los recuerdos reunidos en la memoria, pero sin poder adquirir ningún conocimiento nuevo, puesto que le faltan sus órganos perceptivos sensibles. Aquí no hay rastro de platonismo, según él el cuerpo y el alma deben ser coronados juntos.
Esta antropología revela, al mismo tiempo, su visión de Dios y del mundo. Los principios cósmicos no tienen consistencia en sí mismos, sino que dependen de la voluntad creadora de Dios. Efrén defiende la libertad humana imagen de la libertad divina que goza de responsabilidad frente a todas las criaturas. La libertad del hombre no está determinada por nada y ninguna necesidad interna le obliga a ceder voluntad. En Cristología Efrén sostiene una tendencia descendiente y unitaria. Para él la naturaleza propia de Cristo es la divina, y en la persona del Salvador es Dios mismo quien ha asumido nuestra condición humana a fin de poder sufrir. Efrén para la iglesia Siríaca es el profeta, el doctor del universo, el arpa del Espíritu Santo. Pertenecen a este momento autores como: San Jerónimo, Rufino de Aquilea y Aurelio Prudencio, Efrén de Siria dará origen a la Escuela de Edesa.
Autores relacionados con el arrianismo
Arrio presbítero de Alejandría, acentuó el problema del subordinacionismo. Hizo distintos al Padre y al Hijo, a tal punto que hablaba del Hijo como mera criatura. Hacia el año 318-320 estallará la polémica. Constantino tratará de conseguir la paz religiosa; para ello convoca el Concilio de Nicea en el año 325. Este Concilio condena a Arrio, sin embargo, algunos obispos cortesanos van a apoyar las tesis de arrianas. Entre ellos figura Eusebio de Cesasera, que tiene un concepto ambiguo sobre Jesús, trata de ocultar y mitigar al mínimo el escándalo de la Cruz. Otro destacado arriano, antiguo discípulo suyo, fue Eusebio de Nicomedia, obispo que influye de manera decisiva en el Concilio de Tiro (335) donde se condenó a Atanasio. Junto a estos aparecen Marcelo de Ancira (+ 374) quien reproduce el modalismo con el cual niega la divinidad de Cristo; Aecio, también propagandista del arrianismo, jugaba con las palabras para crear mayor confusión. En cambio los pneumatómacos eran: Eunomio, Macedonio y Eustaquio de Sebaste.
La formulación trinitaria: el pensamiento Arrio
Arrio era natural de Libia (256-336), estudió en la escuela de Luciano de Antioquía. Era una personalidad fascinante: brillante, ingenioso y simpático, sabía ejercer fascinación a las personas. Sus tesis encontraron una resonancia entusiasta en Alejandría entre una considerable parte del clero y de los laicos, del mismo modo que provocaba en otros oposición y protesta apasionada. Arrio y sus partidarios terminaron siendo excomulgado por su obispo Alejandro. Arrio sostenía la idea de que no hay tres personas en Dios sino una sola persona, el Padre. Jesucristo no era Dios, sino que había sido creado por éste de la nada como punto de apoyo para su plan.
El Hijo es, por lo tanto, criatura y el ser del Hijo tiene un principio; ha habido, por lo tanto, un tiempo en que él no existía. Al sostener esta teoría, negaba la eternidad del Verbo, lo cual equivale a negar su divinidad. A Jesús se le puede llamar Dios, pero sólo como una extensión del lenguaje, por su relación íntima con Dios. Admitía la existencia del Dios único, eterno e incomunicable; el Verbo, Cristo no divino sino pura criatura, aunque más excelsa que todas las otras y escogido como intermedio en la creación y la redención del mundo. Arrio no sólo se ocupó de despojar de la divinidad a Jesucristo, sino también al Espíritu Santo, que igualmente lo percibía como criatura, e incluso inferior al Verbo.
La solución del Concilio de Nicea (325)
Cosntantino tenía la idea de que la división religiosa podía afectar a la unidad imperial, para impedir esto convoca a los obispos a una asamblea que resolviera la disputa religiosa. Los temas que se trataron fueron:
1- ) El cisma de Melecio
2- ) La cuestión de la fecha de la Pascua
3- ) Las divisiones territoriales y circunscripciones eclesiásticas
4- ) El problema arriano
Los obispos en el Concilio se alienaron en dos grupos: los que se sumaron a la tesis de San Atanacio, que fueron la mayoría, incluyendo a los escasos representantes de occidente, y una, escasa minoría, los arrianos y filoarrianos. Los partidarios de S. Atanasio sostenían que el Padre y el Hijo comparten la misma divinidad, pero que, al mismo tiempo, eran distintos. Atanasio entonces diácono de la iglesia de Alejandría, logró una definición ortodoxa de la fe, utilizó el término homoousion (consustancial, de la misma naturaleza) para describir la naturaleza de Cristo. La formulación nicena es: “Creemos en un solo Dios, Padre omnipotente…y en un solo Señor, Jesucristo, el Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre e decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no hecho, de una sola sustancia con el Padre,…”
El problema lo constituía la palabra homoousion: consustancial, de la misma naturaleza. Para describir la naturaleza de Cristo, la misma que la del Padre. Homoousion (homos, mismo, y ousia, esencia), en latín: consubtancialem, de una esencia o naturaleza). Esta palabras fue utilizada dogmáticamente en el Concilio de Nicea para expresar la divinidad de Cristo en respuesta a la herejía arriana “Homoousion” eras utilizada antes por los filósofos para significar “de la misma naturaleza”. En el Concilio se utilizó de una manera más completa para significar “de una y la misma substancia”.
El grupo minoritario por Arrio y sus seguidores. En el Concilio los antiarrianistas eran más y confesaban que Jesús era Dios, pero muchos, en cambio, no eran partidarios del término homousion principalmente por dos motivos:
1- ) Porque no está presente la palabra en la Biblia.
2- ) Porque pudiera resultar ambigua en los ambientes en que se combaten las ideas sabelianistas y monarquianas.
El rechazo del arrianismo se apoyaba esencialmente en el término homoousion, vocablo nuevo para la fe y de carácter controvertido. En el lenguaje político había sido empleado por Plotino y Porfirio a propósito de seres pertenecientes a la misma clase, en cuanto que comparten entre sí el mismo tipo de contenido. En el ámbito cristiano, el término procedía de la literatura gnóstica, en donde indicaba semejanza en el ser entre seres diversos o su pertenencia al mismo modo o grado de ser. La ortodoxia cristiana en la cuestión Trinitaria lo que afirma con rotundidad es la unidad de la divinidad, pero al mismo tiempo la distinción de personas, Dios Creador, Dios Redentor y Dios Santificador, con ello se quiere salvar la acción histórica de Dios en el mundo y en el hombre.
Interpretación teológica de Nicea
Teológicamente, dos interpretaciones domina la teología en torno a Nicea: una heterodoxa y otra ortodoxa.
Interpretación heterodoxa de Nicea
El anhomeismo: los anhomeos, guiados por Aecio y Eumonio, fuertemente influenciados por los arrianos, habían desarrollado una teología fuertemente dialéctica y racionalista en la que declaraban al Hijo desemejante, disímil respecto al Padre, en cuanto engendrado. En el año 357 un grupo de obispos se reunieron en Sirmio, en donde publicaron una fórmula de fe que pasó a la tradición nicena con el nombre de blasphemia Sirmensis; en la fórmula se condenaba el uso tanto del homoousios como del homoiousios (semejante en la sustancia) y se subraya la inferioridad del Hijo respecto del Padre.
El homeismo: Los homeos eran aquellos que no querían el arrianismo, pero que tampoco están de acuerdo con Nicea en la formulación de homoousios, que tradujeron la palabra como semejante. Fue en Rímini (360) donde se propuso la fórmula, que tuvo acogida en Oriente; para estos Jesús es Dios o identidad de sustancia (usaron el término homoiousios).
Los pneumatómacos: las herejías de los penumatómacos fue iniciada por Macedonio (de donde derivó el nombre de herejía macedoniana) quien negó la divinidad del Espíritu Santo. Macedonio fue nombrado Patriarca de Constantinopla, pero sus doctrinas pronto provocaron la oposición de los arrianos, quienes forzaron su caída. Macedonio encabezó una herejía a la que se adhirieron algunos notables seguidores del Patriarca depuesto, así como muchos líderes de la tendencia conocida como semiarrianos (por lo cual fueron llamados semiarrianos). Entre los principales líderes del grupo figuraban Maratón, Obispo de Nicomedia (y antiguo diácono del Patriarca), quien, al morir Macedonio, le sucedió al frente de la tendencia, siendo conocidos, a menudo, como maratonianos, nombre que no prevaleció. La palabra más culta para designarlos deriva del griego, pneumatómacos quiere decir “impugnadores del Espíritu Santo”.
Los macedonios consideran al Espíritu Santo como inferior al Padre y al Hijo, considerándolo un simple siervo o ministro éstos, con una naturaleza similar a los ángeles. Los macedinianos fueron combatidos por San Atanasio, quien en el año 362 logró la convocatoria de un Sínodo en Alejandría, el cual condenó la herejía, y declaró que el Espíritu Santo era de la misma substancia y divinidad que el Padre y el hijo, y en que en la Trinidad no existe nada que sea creado, inferior o posterior. El más conocido de los pneumatómacos fue Eustacio de Sebaste. Todas estas disputas van a generar un sin número de problemas entre ellos el surgimiento de varios cismas; hubo diócesis que en algún momento tuvieron hasta tres y cuatro obispos, cada unos representaba su partido. Como ejemplo está el cisma de Antioquía entre el 360 y el 380; el cual se resolverá en el 381: había un obispo homeísta, Melecio, otro niceno, Paulino, Doroteo y otro apolinarista, Vitale.
Interpretación ortodoxa de Nicea
El gran defensor de Nicea fue San Atanasio. En su crítica exacerbada al arrianismo llegó a acusarle, con evidente malicia y exagero, de politeísmo. ¿De dónde partía la conciencia trinitaria de San Atanasio? ¿Cuál o cuáles eran sus fuentes? De una parte partía de la práctica litúrgica de los cristianos: Cristo es Dios; no podemos llegar a Dios sino es por medio de Dios mismo, luego Cristo es Dios. De otra, afirmaba que si Cristo no es Dios no hay salvación, Sólo Dios puede salvar, luego Cristo es Dios. Los representantes claves de esta interpretación son los Padres Capadocios. Para estos el punto de partida son las tres hypóstasis, con ellas querían significar a un Dios que había actuado personalmente en la historia: creación, redención y santificación.
Los capadocios hablan de Dios tal como se revela: en humanidad, sin pecado, pero débil. Al utilizar la expresión hypóstasis advierten que lo hacen en sentido positivo, Dios son tres hipóstasis, como en sentido negativo, es decir no separarlas tanto de tal modo que nada tengan que ver una con la otra, tal como sucede en el arrianismo. Las tres hipóstasis no rompen la unidad (ousía) de Dios. Para los griegos lo distintivo de una persona es su distinción de origen, su procedencia, su lugar de origen. Ante la pregunta ¿Cómo es posible no romper la ousía de la hypóstasis? responden afirmando que es por la distinción de origen; que es por origen por lo que las tres personas son distintivas y no por su naturaleza. Así respeto del origen se distinguen:
Incausado = Padre, no es causa de nada.
Causado: directamente = Hijo, engendrado por el Padre.
a Través de = Espíritu Santo, es causa por procedencia, es procedente.
Los Padres Capadocios aplicarán el término homoousios al Hijo y al Espíritu Santo. Con el tiempo la teología capadocia se va a revelar como la más exitosa para explicar la fórmula trinitaria, fórmula que está en sintonía con la tradición apostólica.
El afianzamiento de la tradición conciliar. El primer concilio de Constantinopla (381)
Este Concilio fue convocado en Constantinopla en el 381 por el emperador Teodosio (379-395) para apagar el incendio de la cuestión religiosa abierta en Oriente a causa del arrianismo. Se reunieron sólo obispos de la iglesia oriental. El Concilio es conocido por su Credo niceno-constantinopolitano, se diferencia del niceno en que contiene una profesión de fe ampliada con la cláusula sobre el Espíritu Santo y su obre salvífica. El Credo de caracteriza por evitar la expresión homoousios para el Espíritu Santo, describe su divinidad indirectamente con un lenguaje oracional, hablando de Él como “Señor y dador de vida”, “que procede del Padre” y es “alabado y glorificado en un tiempo con el Padre y el Hijo”. La fórmula completa. “…Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vid, que procede del Padre y el Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas…”Con esta fórmula se enfrentaron, se opusieron y condenaron una nueva herejía: el macedonianismo, conocida con el nombre de pneumatómacos; son aquellos que niegan la divinidad del Espíritu Santo.
En este Concilio estuvieron presentes grandes personalidades como S. Gregorio Nacianceno y S. Cirilo de Jerusalén. Se volvió a condenar el arrianismo. Se conservan cuatro cánones disciplinares:
1- ) Renovación de fe de Nicea y condena de todas las herejías, en particular los arrianos y pneumatómacos;
2- ) Señala los límites de la autoridad de los obispos, en concreto establece que los obispos de una diócesis no deben intervenir en los de otra;
3- ) En este tercer canon “El obispo de Constantinopla, por ser ésta la nueva Roma, tendrá el primado de honor, después de obispo de Roma”, es clara la inclusión de este canon por motivos políticos; la iglesia occidental rechazó siempre este canon;
4- ) Se declara nula la ordenación de un obispo.
Siendo este Concilio oriental, se convirtió en ecuménico por su recepción en el Concilio de Calcedonia (451). Por lo que respecta a la Iglesia de Roma, a Occidente, sólo se recibió en esa Iglesia después de la paz eclesial con Constantinopla del año 519 como concesión y gesto amistoso frente a esa Iglesia.
CRISTO Y EL HOMBRE
Teología Patrística Sobre Cristo
1. Autores representativos
Teodoro de Mopsuestia (350-428)
Fue discípulo de Diodoro de Tarso, pertenece a la escuela antioquena y llegó a ser obispo de Mopsuestia en Cilicia. Gozó en vida de una gran estima, pero su memoria se empañó al ser tachado de precursor de la cristología de Nestóreo. Perseguido por los monofisitas fue condenado en el concilio de Constantinopla del 553 por la cuestión de los Tres Capítulos. Se conserva su obra Homilías catequéticas, dirigidos a los catecúmenos en donde trata de temas trinitarios, cristológicos, litúrgicos y un comentario al Padrenuestro. Presenta una teología antiarriana. Niega que se pueda hablar de dos Señores o hijos, porque las dos naturalezas están unidas de manera inefable y eternamente insolublemente en un solo prósopon (figura, aspecto externo). Afirmaba que del mismo modo como la unión no destruye la distinción de las naturalezas, tampoco esta distinción impide que las naturalezas sean uno.
Juan Crisóstomo (349-407)
La escuela de Antioquía, que había dado un aporte tan grande a la teología de los siglos IV y V, produjo uno de los más grandes padres de la iglesia y unos de los más grandes eximios doctores: Juan Crisóstomo (Boca de oro), tenido por la iglesia como “doctor ecuménico” junto con Basilio el grande y Gregorio Nacianceno.
La época era de crisis bajo el aspecto religioso a causa de los estragos y del arrianismo, pero también bajo el aspecto económico. En año 361 asume el poder el emperador Juliano el Apóstata. La iglesia de Antioquía estaba dividida entre el arrianismo y católicos, e incluso los católicos divididos en dos partidos: el de Melecio y el de Paulino, problema este que afecto las relaciones entre la iglesia oriental y occidental, especialmente en las figuras de Basilio el Grande y el papa Dámaso.
Crisóstomo no nació para obispo, sino más bien para asceta. Hijo de una familia cristiana, su padre llamado Secundo, quizás de origen latino, era general de la armada de Siria y su madre, Antusa, de pura ascendencia griega. Por lo que se puede deducir que venia de una familia acomodada.
Su primera educación la recibió de su madre quien había perdido a su marido contando ella con tan solo veinte años y cuando Juan era un niño. Aprendió filosofía con Adragathius y luego retorica con el famoso sofista Libanios. A los 18 años se enamoró de la doctrina sagrada. Al frente de la iglesia de Antioquía estaba por entonces el bienaventurado Melecio el confesor, el cual, le bautizo. En esta etapa Juan fue promovido a lector y durante este período tuvo como maestro de teología Diodoro de Tarso.
Poco después se retiró a las montañas y encontró allí a un ermitaño anciano, con quien compartió la vida durante cuatro años. Se retiró entonces a unas cuevas solo buscando ocultarse. Permaneció allí veinticuatro meses; la mayor parte del tiempo lo pasaba sin dormir, estudiando los testamentos de Cristo para despejar la ignorancia. Al no recostarse durante esos dos años, ni de noche ni de día, se enfermo, por lo que tuvo que regresar a su tierra.
Una vez allí y después de haber servido al altar durante cinco años, Melecio lo ordena diacono en el año 381, y a principio del año 386, Flaviano, sucesor de Melecio, lo ordena sacerdote. Este último le asignó como deber especial el predicar en la iglesia principal de la ciudad. Durante doce años, desde el 386 hasta el 397, cumplió este oficio con tanto celo, habilidad y éxito, que se aseguró para siempre el título del más grande orador sagrado de la cristiandad. Fue durante este tiempo que pronunció sus más famosas homilías.
El 27 de septiembre del 397 murió el obispo de `Constantinopla`, Nectario. En su sucesión fue elegido Juan. Éste no mostraba ninguna apetencia por aceptar el cargo, por lo que fue llevado a la capital por orden de Arcadio por la fuerza y con engaño. Se le obligó a Teófilo, patriarca de Alejandría, a consagrarle el 26 de febrero del 398.
Inmediatamente Crisóstomo comenzó su trabajo en la reforma de la ciudad y del clero, que se habían corrompido en tiempos de su predecesor. Su plan de reformar el clero y del laicado era quimérico; Destituyó a algunos clérigos y a sus diáconos notoriamente escandalosos y se esforzó en hacer desaparecer la lujuria, la avaricia y el desenfreno en muchos de sus colaboradores.
A pesar de que él mismo daba ejemplo de simplicidad dedicó sus cuantiosos ingresos a crear hospitales y a socorrer a los pobres, sus esfuerzos llenos de celo por elevar el tono moral de los sacerdotes y del pueblo encontraron fuerte oposición. Esta se cambió en odio cuando en el año 401, en un sínodo de Éfeso, mando a deponer a seis obispos culpables de simonía. Por lo que creció más el odio hacia él, puesto que sus contrarios unieron fuerzas para destruirlo. A pesar de que al principio sus relaciones con la corte imperial habían sido amistosas, la situación cambió rápidamente después de la caída del todopoderoso e influyente Eutropio (399), consejero y secretario favorito del emperador Arcadio.
Doctrina teológica de Juan Crisóstomo
No se trata propiamente de una teología dedicada a la investigación, sino más bien de tipo catequético, homotético y exhortativo. Juan Crisóstomo no gustó nunca de intervenir con sus escritos en las cuestiones teológicas discutidas. Su pensamiento se dirige siempre a lo concreto y no hacia la especulación. Aunque todo esto no le quita solidez ni profundidad teológica. Enseña con claridad que el hijo es de la misma naturaleza que el Padre. Emplea varias veces la palabra homousios. Aunque prefiere emplear otras expresiones como: igual al padre, igual en esencia, igualdad en esencia.
En sus predicaciones se mantiene equilibrado y más pastoral. No deja, sin embargo, de enfrentar con coraje tanto a los arrianos como a los apolinaristas, presentando una doctrina correcta y en consonancia con la mejor tradición y el concilio de Nicea. Por lo que respeta a la Mariología no afina mucho las expresiones y presenta algunas interpretaciones referentes a María que la tradición posterior ha rechazado.
Mejores expresiones emplea al tratar de la Eucaristía sobre todo cuando habla del sacerdocio. Hace una notable sacralización de la persona del sacerdote y de sus funciones. Insiste fuertemente en la necesidad de formación del sacerdote precisamente por ser responsable de una comunidad.
Juan Crisóstomo y la cuestión social.
Muchas veces defiende a los pobres… nunca ha pactado con el escandalo de la riqueza, por eso la cuestión social la trata continuamente… sus frases son tajantes y muestra a Cristo con el pobre.
La situación social de Constantinopla en tiempo de Juan Crisóstomo era desastrosa; los contrastes entre ricos y pobres eran alarmantes y escandalosos. La mitad de todo el pueblo era pobre. Los emperadores no se preocupaban de solucionar este problema.
Crisóstomo ve la realidad a la luz del Evangelio, su punto de partida que le movía a actuar y es la base de la confrontación con la realidad. Crisóstomo hace caso omiso del otro es lo más grave; es decir, la falta de entrañas, la inhumanidad. Esto es defender, ante todo, la vida.
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Cirilo de Alejandría
Nacido y educado en Alejandría, en el año 412 fue elegido patriarca de esta diócesis, sustituyendo a su tío Teófilo. Por delegación del papa Celestino I, presidió el Concilio de Éfeso (431). Es considerado uno de los padres de la iglesia oriental, fue proclamado Doctor de la iglesia en 1882.
En el terreno doctrinal, antes del 429, dedicó su atención a combatir al arrianismo en la santa y consubstancial Trinidad, la doctrina trinitaria que se expone es la aceptación de la formula trinitaria de los Padres capadocios, una ousía divina articulada en tres hypóstasis. Gran parte de sus energías las va a destinar contra Nestóreo. En el 430publicó los cincos libros contra Nestorio, en que trata de refutarla doctrina de Nestóreo de forma detallada.
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