El Trabajo es uno de los temas que en los últimos años ha suscitado mucho interés en todos los ambientes. Por eso no es de extrañar que cada día vayan cobrando más auge una serie de temas que giran en torno de esta realidad polifacética, como son: la economía, el derecho del trabajo, la sociología del trabajo, etc. Por lo que a continuación abordaré las principales ideas que trata esta encíclica, escrita por Juan Pablo II en el año de 1981, la cual, quiere abundar sobre el trabajo del hombre, es decir, como este dignifica a cada individuo. Y para presentar estas ideas lo realizaré de la siguiente manera: primero, un acercamiento a la definición del Trabajo como una manera de identificar algunos rasgos; luego abundaré sobre el contexto en el cual surge esta encíclica para luego hacer una síntesis sobre esta con sus capítulos y subtemas; luego resaltaré como se entiende el trabajo en nuestros días, es decir, en la actualidad y como la iglesia responde a esta luego terminaré con mi reflexión personal. Lo primero que debemos hacer es entender como la Doctrina social de la iglesia concibe este concepto, es decir, el del Trabajo, por lo que trataré de realizar un acercamiento a éste.
Esta palabra cubre un abismo de conceptos, se emplea como sinónimo de tarea, actividad, producto, labor, empleo, fuerza productora, entre otras. Ordinariamente, esta palabra es utilizada también como sinónimo de acto humano de hacer o trabajar. Podemos afirmar que el trabajo en cuanto concepto, también es un fenómeno de épocas que corresponde a una actividad continuada, concentrada y ordenada del individuo y de la comunidad orientadas siempre a un fin. Trabajo es todo tipo de acción realizada por el hombre; el hombre está llamado al trabajo y es una de las características de éste
Después de haber acercarnos a una definición de este concepto ahora si podemos ver como esta Encíclica se adecua bien al hombre, que en su día se esfuerza, es decir, que trabaja, como una respuesta de esto.
Contexto Histórico de la Encíclica
Esta Encíclica fue escrita en 1981. Laborem Exercens tiene una visión histórica y global de la civilización occidental que se ha preocupado sobre todo de desarrollar el lado objetivo del trabajo para someter a la naturaleza y liberar al hombre de condiciones de vida de gran pobreza y miseria. Ha logrado de modo extraordinario acrecentar el control del hombre sobre la naturaleza. Sin embargo, el lado subjetivo del trabajo ha sido casi totalmente descuidado.
El hombre ha elegido las formas de su cooperación en el trabajo y, su organización social en total independencia del justo desarrollo de la persona humana. El resultado es que hoy nos hallamos más seguros que en el pasado frente a las amenazas que provienen de la naturaleza (carestía, sequía, inundación, etc.), pero mil veces más inseguros ante las amenazas que nos vienen de los demás hombres o que surgen de nuestra propia intimidad personal (crisis económica, guerras, alienación, neurosis de las grandes concentraciones urbanas, etc.). De hecho, no nos hemos parado a pensar y a proyectar nuestro trabajo de suerte que nos haga plenamente humanos y en realidad es lo que quiere esta encíclica realzar, por así decir, el trabajo del hombre y la mujer.
Esta Encíclica se escribe también conmemorando los 90 años de la Rerum Novarum, la cual, se hallaba ante los nuevos adelantos tecnológicos, económicos y políticos: introducción generalizada de la automación; aumento del costo de la energía y de las materias básicas; creciente despertar de la conciencia acerca de las limitaciones del patrimonio natural y de su contaminación; aparición de nuevos independientes. Estos adelantos, en gran medida, significaron desempleo para millones de trabajadores, etc.
Acercamiento de la Encíclica Laborem Exercens
Laborem Exercens, escrita por el Papa Juan Pablo II, en si es el Evangelio del trabajo, es decir, la buena nueva del trabajo, un mensaje liberador para los hombres y mujeres del trabajo de cada día, para toda la humanidad trabajadora. Esta constituye la Carta Magna del trabajo, concebida como unas de las claves esenciales de toda cuestión social.
Es un verdadero tratado, denso y profundo, de antropología cristiana, es decir, cristocéntrica del trabajo, entendida esta como toda actividad humana, como dije anteriormente, desde la actividad manual a la actividad intelectual. En sus múltiples facetas, y a las actividades de organización y de dirección, sin excluir las funciones insustituible de la madre en la familia.
La encíclica parte del hombre, como sujeto activo y responsable del trabajo, constituyendo este principio, de la subjetividad del trabajo, el hilo conductor de todo el desarrollo del documento. Este hombre, sujeto del trabajo, no es considerado en abstracto, como ser genérico o ente colectivo, ni tampoco como un ser genérico o ente colectivo, ni tampoco como un ser autónomo autárquico, autosuficiente, individualista e insolidario, sino como persona, en su única e irrepetible individualidad existente, como ser histórico, social y solidario, creado por Dios, herido por el pecado y redimido por Jesucristo. A ese hombre es a la que la iglesia quiere dirigirse.
Cabe decir que esta Enciclica se convierte en cierta medida en una crítica frente a las ideologías sociales de ese momento, como son: el liberalismo capitalista y el socialismo marxista. Constituye la respuesta profunda de la iglesia a los interrogantes y al desafío de las ideologías sociales. En el fondo, la encíclica no trata de defender ni de condenar sistemas ideológicos, sino de afirmar y defender la plena verdad del hombre, en su existencia personal y, a la vez, comunitaria y social.
La Laborem Exercens, con sentido realista, pone de relieve los condicionamientos para la estipulación del contrato del trabajo que deriva de instancia externas y superiores a la empresa, el Estado, los sindicatos y organizaciones empresariales, las empresas multinacionales y trasnacionales, las relaciones comerciales, en el plano mundial y las llaman, con expresión original, empresario directo.
Es una Encíclica escrita con visión histórica de largo alcance, pero sin dejar de tener delante las realidades actuales, más allá de las ideologías y sistemas del capitalismo y del socialismo, heredados del siglo XIX, que apunta a un nuevo tipo de civilización, es decir, la civilización del amor, siguiendo las líneas del Vaticano II, de profunda inspiración bíblica, con sentido antropocéntrico integrar, y, por tanto, cristocéntrica, con lucido discernimiento de los signos de los tiempos.
La iglesia considera como deber suyo: recordar la dignidad y los derechos de los hombres del trabajo; denunciar las situaciones de violación de los derechos de los trabajadores; orienta los cambios en orden al progreso auténticos del hombre y de la sociedad. Estas son en si las ideas importantes que engloba, por así decir, toda la Encíclica. La Laborem Exercens aborda problemas de actualidad laborar, siguiendo la línea argumental trazada del trabajador como sujetos activo del trabajo: desempleo; salario justo y prestaciones de seguridad social; función de los sindicatos; trabajo agrícola; los minusválidos y el trabajo; los trabajadores emigrantes; trabajo y familia; trabajo y sociedad. Y termina con un capitulo sobre la “Espiritualidad del trabajo”.
La Encíclica trata la concepción del hombre y del trabajo. El enfoque general responde a un análisis de la época moderna, en que se han desarrollado con enorme profusión experiencias de carácter económico, social, histórico, teológico, antropológico, etc. Generalmente acerca del trabajo humano, se ha ignorado su concepto exacto. La Encíclica va más al fondo, llega al corazón del concepto mismo del trabajo humano. En lugar de trazar un modelo ideal, Juan Pablo II ayuda a comprender lo que ha acontecido y sigue aconteciendo en la historia, de qué modo puede el hombre transformarse con su trabajo, hacerse más hombre. Además Laborem Exercens muestra cómo los socialistas tratan a los seres humanos como instrumentos de producción y no como personas - sujetos de trabajo. Por otra parte, en el liberalismo se les trata como mercancía sujeta al mercado de la oferta y la demanda. Con la proletarización de los intelectuales y su desempleo, se incrementa el problema social
Enfatiza los elementos de una espiritualidad del trabajo: los seres humanos comparten sus actividades con la acción de Dios; el trabajo imita la acción de Dios y otorga dignidad al trabajador. Nuestro Señor Jesucristo fue un hombre de trabajo. Hay en la Sagrada Escritura muchas referencias al trabajo; el Concilio Vaticano II dice que: el trabajo es necesario para el progreso terreno y para el desarrollo del Reino. También hoy: El trabajo humano es una clave, quizásla clave esencial de toda la cuestión social, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del hombre. Esta es la actualidad que nos ofrece LaboremExercens, recordarnos a todos, la importancia del cuidado y desempeño del trabajo bien hecho, no sólo para nuestros colaboradores, sino también para el empresario.
Los empresarios directos e indirectos deben de actuar en contra del desempleo creando fondos de empleo, sistemas de planeación global a nivel económico y cultural, no centralizados por las autoridades públicas sino en coordinación nacional admitiendo la iniciativa individual. Colaboración internacional para aminorar el desequilibrio en los niveles de vida. Además hoy hemos de buscar las condiciones para crear: salarios suficientes para el sostenimiento de una familia. Subsidio a las madres que tienen a su cargo una familia; Valorar teórica y prácticamente el papel de la madre en la sociedad; Crear oportunidades equitativas para las mujeres. Defender el derecho de las personas de abandonar sus países de origen, para ir a otro en busca de mejores condiciones.
Sumario Sobre Laborem Exercens
Introducción
Esta encíclica fue escrita como conmemoración del 90 aniversario de la Rerum Novarum. Fue acabada el 14 de septiembre de 1981. El primer tema de este capitulo es: El trabajo humano 90 años después de la RerumNovarum. Trata sobre los análisis de los cambios tecnológicos, económicos y políticos desde la RerumNovarum.
En el segundo subtema del primer capitulo de esta encíclica titulado: En línea de desarrollo orgánico de la acción y de la enseñanza social de la iglesia, Trata el tema de cómo el trabajo ocupa el centro mismo de la cuestión social. La situación general del hombre, en el mundo actual, exige que se descubran los nuevos significados del trabajo humano y que se formulen los nuevos cometidos. Es como ella se refiere la cuestión social desde la RerumNovarum no ha dejado de ocupar la atención de la iglesia. Por eso la creación de ciertas entidades católicas para desempeñar este trabajo social.
En cuanto al tercero de este mismo titulado: El problema del trabajo, clave de la cuestión social, se convierte como muestra, por así decir, las ideas fundamentales de la encíclica tales como: que el trabajo constituye un elemento permanente de la vida social y de la enseñanza de la iglesia y que el trabajo humano es la clave de toda cuestión social.
El Trabajo y el Hombre
En este segundo capitulo nos refiere que en El libro del génesis la iglesia está convencida de que el trabajo constituye una dimensión fundamental de la existencia del hombre sobre la tierra. Esta convicción se confirma considerando todo el patrimonio de las diversas ciencias dedicadas al estudio del hombre; pero, sobre todo, es una convicción de fe, sacada de la fuente de la palabra de Dios. La iglesia halla ya, en las primeras paginas del génesis, la fuente de esa convicción.
En cuanto Al trabajo en sentido objetivo, es decir la técnica nos muestra el dominio del hombre sobre la tierra se realiza sobre el trabajo y mediante el trabajo: trabajo en sentido objetivo, el cual halla su expresión en las diversas épocas de la cultura y de la civilización. La actividad del hombre ha dejado de ser, en muchos casos, un trabajo prevalentemente manual, por la ayuda de maquinas y mecanismos cada vez más perfecto se han producido, por gradual y continuo desarrollo de la ciencia y de la técnica, profunda transformaciones en la civilización desde el original de la era industrial. El sujeto propio del trabajo sigue siendo el hombre, aun en esta época del trabajo cada vez más mecanizada.
En el Sentido subjetivo: el hombre, sujeto del trabajo, el hombre debe someterse a la tierra, porque como imagen de Dios es una persona: un ser subjetivo, capaz de obrar de manera programada y racional, capaz de decidir acerca de sí y que tiende a realizarse a sí mismo. El hombre, en el proceso de trabajo. Debe perfeccionarse en su vocación de persona.
En subtema titulado: Una amenaza al justo orden de valores, afirma de cómo desde el comienzo de la era industrial, la verdad cristiana sobre el trabajo se ha contrapuesto a las diversas corrientes del pensamiento materialista y economicista.
En el tema que trata sobre la Solidaridad de los hombres del trabajo, nos muestra como se debe hacer una sumaria valoración de las transformaciones acaecidas, en los últimos 90 años, en relación con el aspecto sujetivo del trabajo. Hay que constatar que el trabajo. Aunque es uno a causa del sujeto, sin embargo, en sentido objetivo, existen muchos trabajos. El desarrollo de la civilización humana conlleva un enriquecimiento continuo; pero no sólo aparecen nuevas formas de trabajo, sino que otras también desaparecen. En este hecho puede infiltrarse ciertas irregularidades que, por motivos ético – sociales, pueden ser peligrosas.
En el Trabajo en cuanto es una dignidad de la persona humana, nos muestra como a pesar de que el trabajo sea una fatiga, es un bien del hombre. Y no solo es un bien del útil, sino un bien digno. El hombre, mediante su trabajo, no solo transforma la naturaleza, sino que se realiza a sí mismo como hombre, se hace más hombre. La intención fundamental y primordial de Dios, respecto del hombre, no ha sido revocada, ni anulada, ni siquiera, después de la ruptura de la alianza original, cuando el hombre oyó las palabras “Con el sudor de tu frente ganarás el pan”. Estas palabras se refieren a la fatiga, a veces pesadas, que desde entonces acompaña al trabajo humano.
Y por ultimo en el Trabajo y sociedad: familia, nación, nos refiere de cómo el trabajo es el fundamento sobre el cual se constituye la vida familiar. El trabajo es, en cierto sentido, una condición para hacer posible la vida de familia. Trabajo y laboriosidad condicionan, a su vez, como todo el proceso de educación dentro de la familia.
Conflicto Entre Trabajo Capital en la Presente Fase Histórica
En la Dimensión de este conflicto, el embozo delineado de la problemática fundamental del trabajo constituye la misma estructura portadora de la enseñanza de la iglesia, que se ha mantenido sin cambio en el contexto de las diversas experiencias de la historia. Esa enseñanza adquirió una expresividad peculiar en el trasfondo de experiencias que procedieron y siguieron a la Rerum Novarum. El trabajo ha aparecido como una gran realidad que ejerce influjo fundamental sobre la formación del mundo y que se halla estrechamente ligado al hombre, como a su propio sujeto y a su obrar racional. Este carácter del trabajo humano, positivo y creativo, educativo y meritorio, debe constituir el fundamento de las valoraciones al respecto, incluso las referidas a los derechos sujetivos del hombre.
En la Prioridad del trabajo se debe recordar, ante todo, un principio enseñado siempre por la iglesia: el principio de prioridad del trabajo sobre el capital. El trabajo es siempre una causa eficiente primaria; el capital es solo una causa instrumental. Los recursos de la tierra no pueden servir al hombre si no es mediante el trabajo. El trabajo ha estado, desde el principio, vinculado al problema de la prioridad: para hacer fructificar esos recursos, por medio del trabajo, el hombre se apropia, en pequeñas partes, de las diversas riquezas de la naturaleza, convirtiéndolas en su puesto de trabajo.
En el Economismo y materialismo, el error del economismo si se considera el trabajo humano exclusivamente según finalidad económica. El error del materialismo es la convicción de la primacía y de la superioridad de lo que es material.
Trabajo y propiedad, el derecho a la propiedad privada como subordinado al derecho al uso común, al destino universal de los bienes. Argumento “personalista”, el sistema económico y el proceso de producción redundan en provecho propio y cuando son respetados sus valores.
Derechos de los hombres del trabajo. En el amplio contexto de los derechos humanos, el respeto de los derechos del hombre constituye la condición fundamental para la paz.
Empresario: “indirecto” y “directo”, las sociedades multinacionales ponen precios lo más alto posible para sus productos pero lo más bajo posible para las materias primas, lo cual, tiene como resultado una desproporción mayor entre los países pobres y ricos. El problema del empleo, obligación de prestar subsidio a favor de los parados. Una planificación global por parte del Estado.
Salario y otras prestaciones sociales, el problema de la ética social es el de la justa remuneración del trabajo. Revalorización de las funciones maternas. El salario y las prestaciones sociales tienen por finalidad asegurar la vida y salud de los trabajadores y su familia. Derecho al descanso semanal.
Importancia de los sindicatos, se debe siempre desear que gracias a la obra de los sindicatos, el trabajador pueda ser más. La huelga está reconocida por la iglesia pero no se debe abusar de ella.
Dignidad del trabajo agrícola, las condiciones del trabajo agrícola no son iguales en todas partes. Hay dificultades como el esfuerzo físico y la escasa estima esto provoca la fuga masiva a la ciudad. Otros se ven obligados a cultivar la tierra de otros.
La persona minusválida y el trabajo, son sujetos plenamente humanos a pesar de sus limitaciones y se debe promover con medidas eficaces el derecho de la persona minusválida a la preparación profesional y al trabajo. El trabajo y el problema de la emigración, el hombre tiene derecho a abandonar su país de origen y a buscar mejores condiciones de vida en otro país. Para el trabajador emigrante deben valer los mismos criterios que sirven para cualquier otro trabajador de esa sociedad.
Elementos Para una Espiritualidad del Trabajo
Particular cometido de la Iglesia, la Iglesia ve como un deber suyo la formación de una espiritualidad del trabajo que ayude a todos los hombres a acercarse a través de él a Dios. El trabajo como participación en la obra del creador, debe dejarse un espacio interior donde el hombre, convirtiéndose cada vez más en lo que por voluntad divina tiene que ser, se va preparando a aquel descanso que el Señor reserva a sus siervos y amigos.
Cristo, el hombre del trabajo, San Pablo dijo: “Los que trabajan sosegadamente que coma su pan y el que no quiera trabajar que no coma”. Cristo no solamente anunciaba, sino que cumplía con el trabajo confiado a él. Él mismo era hombre del trabajo. El trabajo humano a la luz de la cruz y resurrección de Cristo, en el trabajo humano el cristiano descubre una pequeña parte de la cruz de Cristo y la acepta con el mismo espíritu de redención, con el cual Cristo ha aceptado su cruz por nosotros.
Recorrido y Problemáticas Actuales del “Trabajo”
A continuación, presentaré las ideas esenciales sobre nuestro trabajo en la actualidad con el objetivo de ver como esta Encíclica de Laborem exercens responde a todas estas realidades que acontecen en nuestros días.
En cuanto al aspecto sociológico, el trabajo en nuestros días está caracterizado por su decisión, mecanización, racionalización e incipientes automación, etc. En cuanto a la división del trabajo cuando una misma tarea es dividida en muchas otras y repartidas entre varias personas, cada una de las cuales no realiza sino una parte de la obra, de suerte que el producto sea una obra colectiva. Ahora bien, la división del trabajo adopta muy distintas formas: grandes categorías especializadas, especialidades profesionales, seccionamiento vertical de la producción, división horizontal de tareas, etc.
En la actual división del trabajo, la responsabilidad de la producción se divide, con lo cual varios trabajadores pueden hacer cada una de las partes al mismo tiempo, con el consiguiente ahorro de tiempo y aumento de rapidez. Sin embargo, esta división moderna del trabajo queda condicionada por la suficiencia de capital y existencia de mercados capaces de absorber oferta.
La división del trabajo tiene ciertos inconvenientes, de los cuales, mencionaré los siguientes: acelera, aumenta, mejora y abarata la producción, hace más fácil el trabajo, exige más vida comunitaria, etc. Sin embargo, amenaza con convertir al trabajador en un monstruo especializado, el trabajo queda vacío de contenido, de belleza y de satisfacción.
En la mecanización del trabajo el trabajo del hombre se halla cada día más ligado a las maquinas y está siendo sustituido progresivamente y de forma cada vez más general por ella. La maquina sustituye a la mano del hombre y la energía artificial sustituye la energía muscular. Como bien sabemos una sola maquina reemplaza muchas veces el trabajo de hasta quince personas.
El maquinismo ha sido muy atacado como opuesto al humanismo, ya que deshumaniza, en cierto sentido. Sin embargo, a pesar de todos sus defectos, no se puede dudar que constituye un progreso auténtico, aunque parcial y limitado. De sí, el mecanismo es neutro o ambivalente; todo depende del contexto moral y espiritual en que el hombre lo utiliza; la solución a los problemas que plantea no está en un retorno a las condiciones antiguas, sino en la corrección de los defectos de este sistema.
Por último, está la nacionalización del trabajo, el cual, pretende proporcionar un producto o un servicio en la mayor cantidad y en las mejor calidades posibles, a los precios más ventajosos para el comprador y en las condiciones más rentables para la empresa. Tiende a la estandardización, buscando la máxima simplicidad, suprimiendo elementos inútiles, reduciendo el tiempo de fabricación, economizando materias primas, etc. Trabaja en cadena, produce en serie y da muchas importancias a la psicotécnica.
Postura de la iglesia:
A pesar de que todo esto acontezca en el mundo, la iglesia busca concientizar sobre cada unas de estas, vamos a decir así, problemáticas que están sucediendo y son solo algunas problemáticas de las tantas que existen, que de alguna manera, condicionan a cada individuo, en cuanto que trabaja.
Por eso es que Laborem Exercens, escrita por el Papa Juan Pablo II, busca responder a todo esto, manifestando que ese trabajo realizado por cada individuo en el cada día de su vida es una dignidad y que a pesar de que estos lo vean como algo malo se debe entender no como algo negativo, sino como una dignificación de cada hombre y mujer que salen a buscar el dinero para mantener a su familia. Incluso se habla de una alegría en el trabajo. Es su propia humanización.
Y la pregunta que surge es ¿Por qué escribir del trabajo y no de otra cosa? Y la respuesta a esta interrogante es muy sencilla que, al igual que en nuestros días, es decir, en nuestra actualidad, esa es una de las problemáticas que está aconteciendo en todo el mundo, por así decir, y la iglesia como evangelizadora tiene que, de alguna manera, dar unas respuestas o mejor dicho concientizar. También aquí no se puede olvidar el hecho de animar y confortar a aquellos hombres y mujeres que se esfuerzan y que muchas veces, a pesar de todo, es duro.
Por ultimo, cabe decir también que en nuestros días, como bien sabemos, se está dando el problema del consumo, en el sentido de que, a pesar de lo que gane cada trabajador, éste siempre consume más los precios de los productos, es decir, cada día se están disparando más los costos de estos y es por eso que muchos del dinero que el trabador gana no le alcanza para sus necesidades. Por eso cada día más el consumo va creciendo.
Y pongo el ejemplo de Republica Dominicana, es triste ver cuando un padre que toda la semana se esfuerza por ganar el dinero para su familia y en vez de invertirlo en ella se va a un bar a consumir su único dinero en bebidas alcohólicas, gastando así la mayoría de sus entradas. Esto se da en muchos lugares y es un círculo, yo te pago pero creo ciertos productos, al precio que la empresa quiera ponerlo, para que así el dinero de este trabajador se gaste rápidamente. Es toda una alienación del capitalismo.
Reflexión Conclusiva
El problema del trabajo ha sido un tema de mucho interés, tanto para nuestra iglesia como para la sociedad y viendo el recorrido que he tratado de realizar en este trabajo, es decir, mostrando o acercándonos a una definición de trabajo para luego sintetizar de una manera muy concisa sobre la Encíclica Laborem Exercens de Juan Pablo II donde trata esta problemática sobre el trabajo, de alguna manera, este se ha visto como para el hombre como algo malo y si nos ponemos a pensar desde siempre el hombre ha tenido que trabajar para ganarse la vida, por así decir.
Es por eso que de alguna manera esta Encíclica la considero muy humanista, ya que, parte de lo humano, es decir, del individuo que lucha a cada instante para sostenerse tanto a él como a su familia. Y es por ello que se tiene que considerar esta carta como una enseñanza primordial y que nos quiere enseñar que el ser humano se dignifica en su trabajo o dicho mejor mente el trabajo dignifica a cada individuo. Es trabajo que encontramos humanizarnos, por así decirlo
Por eso mi objetivo principal al presentar este trabajo no es simplemente presentar una Encíclica y nada más, sino más bien, que a pesar de todo cada Papa al escribir sobre los asuntos sociales lo hacen porque saben que existe una problemática y es menester resolverla, por lo que podemos decir que desde la Rerum Novarum de León XIII hasta la última eso es lo que se ha querido, resolver esa problemática y el trabajo es unas de ellas.
La Laborem Exercens, que pone de relieve el tema del trabajo, aunque fue escrita algunos años atrás, sigue teniendo mucha validez hasta nuestros días y es por eso que se tienen que ir implementando nuevas medidas sobre este ámbito, que no solo es asunto de la iglesia, sino de nuestra sociedad, la cual tiene que intervenir también. Que esta carta no solo se quede en simples palabras, sino en sinceras acciones por parte de las grandes elites responsables de suministrar trabajos.
Cabe destacar por ultimo, el asunto de las entradas de cada trabajador, que se tiene que reconocer que deberían ser más suficientes para mantener las familias, ya que, como bien sabemos para muchos no son suficientes. También no se puede olvidar el asunto de los trabajos más dignos para los individuos, ya que, existen ciertos trabajos que no merecen realizarse y que lleva al individuo a la deshumanización y como bien sabemos lamentablemente se tienen que realizar, ya que, a las personas según su contexto u otra cosa no se les ofrecen otras opciones.
Bibliografía
Curso de Doctrina social de la iglesia. Bibliotecas de autores cristianos. Madrid, España
Nueve grandes mensajes. Bibliotecas de autores cristianos. Madrid, España
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