martes, 8 de agosto de 2017

El Papel de la Mujer en la Transmisión y Consolidación de la Fe Cristiana

 
 En el año 313 D.C en la ciudad de Milán  los emperadores  Constantino y Licinio decretaron un edicto que terminaba con 3 siglos de persecución  en contra del cristianismo. El cristianismo de ser considerado como un pequeño movimiento religioso, proveniente del judaísmo llegaría a convertirse en la fe dominante de la civilización occidental. Es importante destacar el papel de la mujer cristiana en este proceso de consolidación de la fe. Iniciando con la figura de la Santísima Virgen María, gracias a su aceptación de la voluntad de Dios en ella, se hizo posible el misterio de la encarnación de Jesucristo. En la figura de María Santísima estuvieron centradas grandes discusiones teológicas. Es ella la primera modelo de mujer cristiana digna de admirar. Es la única mujer cuya veneración ha trascendido el ámbito del cristianismo. Es ella la que continua velando y protegiendo la Iglesia y finalmente aplastara la cabeza del maligno según el designio de Dios.

Desde los principios del cristianismo, la figura de la mujer ha estado muy presente. “ La Iglesia primitiva era tan atractiva para las mujeres, que en el año 370 el emperador Valentiniano I envió una orden escrita al papa Dámaso I exigiéndole que los misioneros cristianos dejaran de llamar a las puertas de los hogares de mujeres paganas” . La postura del cristianismo en contra del aborto, el infanticidio femenino, el incesto, la poligamia, el divorcio, y otras realidades muy presentes y aceptadas por la cultura greco romana, ayudaron mucho en la conversión de muchas mujeres paganas al cristianismo, acrecentando al mismo tiempo la influencia femenina cristiana. “Dentro de la sub-cultura cristiana las mujeres gozaban de un estatus muy superior que el que tenían en el mundo grecorromano (Fox, 1987; Chadwick, 1967; Harnack, 1908, II)”.



Se puede apreciar la gran labor de la mujer en el ámbito de la caridad, como es el caso de las «diaconisas».  En Romanos 16, 1-2, el apóstol  San Pablo hace mención de una mujer a la que identifica como “nuestra hermana Febe”, “una «diaconisa» de la iglesia de Cencreas”  . “Clemente de Alejandría también nos da testimonio en sus escritos sobre la existencia de «diaconisas». .Es importante especificar que las «diaconisas» eran un ministerio auxiliar y no un ministerio jerárquico del sacramento del orden, como es el caso de los «diáconos» . Ellas “ayudaban en las funciones litúrgicas y administraban actividades filantrópicas y caritativas de la Iglesia”. “Ayudaban a la jerarquía de la Iglesia en su ministerio pastoral, respecto a las mujeres; Les correspondía el cuidado de los  enfermos y los  pobres y en caso de necesidad visitarles a domicilio”. Les tocaba estar al pendiente de las mujeres en las asambleas.   En 1 Timoteo 3,11, San Pablo hace mención con respecto a las «diaconisas», estableciendo como requisito para este puesto el ser “dignas, no calumniadoras, sobrias y fieles en todo”

 En otro ámbito, las mujeres cristianas llegaron a las altas esferas sociales, no solo influyeron en la conversión de sus maridos, sino que también influyeron en decisiones que trajeron bien y protección a la Iglesia en tiempos de persecución. Fueron muchas las mujeres cristianas que llegaron a experimentar el martirio, convirtiéndose en semilla para la propagación del cristianismo. Martirios como el de Perpetua y Felicidad, han sido recordados y admirados por siglos. La fe y la piedad de muchas mujeres cristianas de distintas clases sociales influyeron en la conversión de muchos. Grande fue el papel de la mujer cristiana y muy digno de admirar. Su presencia ha sido causa de fortalecimiento en ese proceso de transmisión y consolidación de la fe cristiana, desde sus inicios, hasta nuestros días.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario